No es el Rey, es el Dios

Sufre y sana, llora y luego ríe, cae y luego se levanta, baja a los infiernos, pero luego se eleva hasta los altares, se tuerce pero se erige. No es humano, es divino. El Sevilla no es de este planeta fútbol, es de un lugar diferente que está en no se sabe dónde, pero allí por Nervión. El Sevilla no es el Rey de la Europa League, es el Dios de esta competición. No hay capacidad humana posible para ser heptacampeón de Europa, es de más allá.

Porque el Sevilla ha levantado la séptima. De forma increíble, épica, de forma única. Un equipo que ha estado en lo más abajo y culmina el curso como campeón de Europa, en Champions y esperando rival para la Supercopa de Europa.

El Sevilla ha ganado todas las Europa League que ha disputado, y en siete ocasiones hay muchas formas de hacerlo. Ya las había ganado antes en los penaltis, lo hizo en Glasgow, la segunda, lo hizo en Turín, la tercera. Y lo ha hecho en Budapest, la séptima. Pero este título es diferente. Por muchas cosas, por cómo se ha logrado, remontando un año imposible, porque posiblemente no es el mejor Sevilla de los últimos años (¿o sí?), y porque quizás el título de más carácter, o uno de ellos, conseguido. El que ha tenido para remontar en la competición ante gigantes como el Manchester United, como la Juventus, o como la Roma, que lo puso tan y tan difícil en esta final.

Porque el Sevilla no hizo su mejor partido de la era Mendilibar en Budapest, pero qué más da. Compite, tiene carácter, pelea, lucha, lo vive, quiere como nadie la Europa League, es evidente.

Porque el Sevilla tiene a leyendas como Jesús Navas, para los anales del fútbol español, o el renacido Rakitic, o el renacido Suso, que volvió a cambiar el partido. Y porque el Sevilla tiene un portero que gana títulos, que es el tercero del mundo, que es digno del heptacampeón de Europa.

Y Ocampos, Badé, y Fernando… y todos los que han dado la cara hasta el final del curso para acabar coronándolo con plata, una vez más.

Todos son dignos combatientes al servicio del Olimpo, donde entre todos los Dioses hay uno que es único en la Europa League, el Sevilla FC.