Caparrós, un mar de lagrimas, recibe el Banquillo de Oro: "Ya lo sabéis, en Sevilla hay que mamar"

Aunque la actualidad del Sevilla FC ha pasado en la mañana de este martes sobre todo por los juzgados, nada ni nadie le puede quitar el protagonismo a Joaquín Caparrós, que ha sido reconocido con el II Banquillo de Oro Ramón Encinas, un galardón que sólo había recibido hasta el momento Manolo Cardo, y que ahora ‘viaja’ de Coria del Río a Utrera para homenajear a uno de los entrenadores más importantes de la historia reciente de la entidad blanquirroja.

En un acto muy emotivo, en el que Caparrós prácticamente no pudo contener las lágrimas de principio a fin, fueron decenas las personalidades del fútbol nacional en general y del Sevilla en particular que se dieron cita en el Antepalco del Ramón Sánchez-Pizjuán. Exjugadores como Nico Olivera, Javi Navarro, Antoñito, Julio Baptista, Diego Capel, Paco Gallardo, Pepe Prieto, Kepa Blanco, Carvajal, Carlitos, Javier Casquero, y otros en activo como Rakitic, Jesús Navas o Sergio Ramos, además del entrenador Diego Alonso, sumados al padre de José Antonio Reyes, estuvieron para homenajear al utrerano. Otros como Pablo Alfaro, Muniain, De Marcos, Capdevila, Fernando Llorente o Vicente del Bosque intervinieron en el acto a través de vídeo.

En este sentido, el Athletic Club estuvo a la altura de su categoría, enviando una representación formada por el presidente Jon Uriarte y toda una leyenda del fútbol español como José Ángel Iribar, el expresidente Fernando García Macua -el que lo llevó a Bilbao- también lo tenía previsto, pero no pudo llegar a tiempo por los problemas de aviación generados por la niebla. El club vasco hizo entrega de una insignia de embajador de la entidad bilbaína por su 125 aniversario. “Jokin, zorionak, enhorabuena”, le dijo el presidente, haciéndole entrega de la insignia el ‘Txopo’ Iribar.

También David Gutiérrez, presidente del comité de entrenadores de la RFEF, hizo entrega de un presente a Caparrós en un día tan especial, en el que estuvo presente también Manolo Vizcaíno, presidente del Cádiz CF y miembro del consejo sevillista en su primera etapa como entrenador, así como representantes de otros clubes en los que entrenó el homenajeado, como Marcos Senna como emisario del Villarreal.

El presidente del Sevilla, José Castro, fue el último en intervenir. “Joaquín Caparrós es el Sevilla FC”, es un resumen de su discurso, para dar paso al gran protagonista, que recibió el presente de manos de Manolo Cardo.

“Es duro, es muy duro”, comenzó Caparrós su discurso. “Siempre intento prepararme lo mejor posible para los mejores momentos, he intentado entrenarme para este acto, mentalizarme, pero voy a decir la verdad: para esto es imposible prepararse. Que el club que mi padre me enseñó a amar, me otorgue el Banquillo de Oro Ramón Encinas es algo demasiado grande. Es un día de muchas emociones, para mirar al cielo”, iniciaba el utrerano. “Cómo me hubiera gustado papá que me hubieras visto en el Ramón Sánchez-Pizjuán como entrenador del Sevilla FC”, anhelaba.

Recordó a su madre, a su hermano, a Roberto Alés –“no te olvido y no te olvidaré jamás”-, Castro, Augusto Lahore, Juan Malaver, y “sigo mirando al cielo” y recuerda a Antonio Puerta y a José Antonio Reyes, “eternos para todos los sevillistas, y por supuesto para este que os habla”. También habló de José María del Nido Benavente, al que agradeció su "salto de calidad", y de Monchi, "que forjó" al mejor Sevilla de la historia. Sergio Ramos, Jesús Navas, Pablo Alfaro, Javi Navarro... y tantos y tantos otros.

“Esta sangre, mi sangre, sigue siendo y será por siempre roja y blanca, y eso, donde estamos, le pese a donde pese, seguirá siendo Sevilla. En Sevilla, ya lo sabéis, en Sevilla hay que mamar. Muchas gracias y viva el Sevilla”

“Mi sueño era ser futbolista del Sevilla FC”, pero “recibir este Banquillo de Oro es mucho más que un sueño cumplido”. Reconoció que le hubiera “encantado” ganar un título con el Sevilla, pero su “mejor título se lo dio Antonio Caparrós Infante, el mejor título es ser sevillista”. “Esta sangre, mi sangre, sigue siendo y será por siempre roja y blanca, y eso, donde estamos, le pese a donde pese, seguirá siendo Sevilla. En Sevilla, ya lo sabéis, en Sevilla hay que mamar. Muchas gracias y viva el Sevilla”, dijo para terminar, poniendo en pie a todo el Antepalco del Sánchez-Pizjuán, rendido a un hombre clave de su historia.