Si una tarde de paseo te cruzas con Ørjan Nyland por cualquier calle de Sevilla, difícilmente omitirás su presencia: 1.92 metros de altura, rubio y gesto serio. Cuando arrancas a charlar con él, la historia cambia, su fachada se convierte en una máscara para tapar una sonrisa que siempre se ofrece, que siempre tiene una buena palabra y un buen gesto. Así es el guardameta del Sevilla, un gigante de hielo llegado desde Noruega que, tras muchos debates, tras muchas bocas calladas y otras tantas críticas inmerecidas, quiere ser héroe en un derbi ardiendo.
Será, tras la lesión de la ida, el primer gran derbi de Orjan Nyland. El meta noruego de 33 años afrontará este próximo domingo el que será, sin lugar a dudas y a pesar de su larga carrera, uno de los partidos más vibrantes de su vida.
Internacional por Noruega (52 partidos disputados y con un eterno debate alrededor de su figura), a pesar de no haber terminado ni una sola temporada, Nyland ya tiene al Sevilla como el club de élite europea (al menos de la cuatro grandes ligas) con el que más encuentros ha disputado, ya que con el Aston Villa, aunque jugó más citas, la mayoría fueron en Championship.
Esa fue la arriesgada apuesta de Víctor Orta para sustituir a Bono, un guardameta con 32 años, muchos clubes y pocos minutos... que acabó convirtiéndose en el, posiblemente, mejor fichaje de la temporada del Sevilla.
Y es que si volviésemos al verano, Nyland se presentó en Sevilla con la intención de ser ese "portero que libere la presión de mis compañeros" y vaya si lo ha conseguido.
Capaz de detener muchos de los ataques de sus rivales, los errores de Nyland en Sevilla se cuentan casi con los dedos de una mano -Dmitrovic ha vivido, posiblemente, su peor año en cuanto a rendimiento- y a su tranquilidad bajo palos se ha sumado, como sucedió ante el Rayo Vallecano o recientemente ante el Mallorca, su capacidad para lanzar al equipo en contragolpes y ataques rápidos. Quique Sánchez Flores ha encontrado en él a su primer gran lanzador para su plan de rescate.
A la cita de este domingo, si la confianza, la renovación prácticamente cerrada y el cariño de su público fuese insuficiente, tras haber sumado un gol en los tres últimos partidos o diez en los últimos diez encuentros (estadística que muchos querrían).
Quique Sánchez Flores pedía en la previa cabeza, capacidad para entender que más allá de la tensión, la pasión y el fuego de un derbi, lo importante era acabar con once. Nyland y su templanza deben ayudar a ello.
Curiosamente, Nyland será el segundo guardameta del Sevilla en un derbi. El último fue Olsen el 27 de febrero del 2000, en una cita que acabó con empate (1-1) tras los goles de Denilson, de penalti, y Tsartas en el tramo final.
Y lo será gracias a que, a pesar de que arrancó la semana con algunas pequeñas molestias, Nyland restó importancia, descansó y tranquilizó a todo aquel que le preguntó. Quería estar y, a menos que ocurra algo muy extraño en las próximas horas, estará. El hombre de hielo que quiere apagar el fuego del Benito Villamarín.