El mítico museo de Paco el Carpintero: despedido tras 65 años en el Sevilla
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Tenía un cuartillo en Gol Sur
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Lo han despedido tras 60 años en el club
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Tres nuevos despidos en el Sevilla FC "por causas económicas"
El Sevilla FC ha notificado el despido de Francisco Durán, más conocido como Paco el Carpintero. Un trabajador ilustre de la entidad, con más de 65 años al servicio del club. El primer 'mortal' que supo del fichaje de Diego Armando Maradona. El chófer particular de Davor Suker. Y por siempre, en el recuerdo, aquel pequeño gran templo en las entrañas de gol sur. Un reducto que quedaba en el Ramón Sánchez-Pizjuán para recordar que el fútbol no siempre estuvo relacionado con el glamour.
El legado inmortal de Paco el Carpintero
Francisco Durán ha estado más de seis décadas ligado al Sevilla FC y hasta ahora tenía un espacio reservado en las entrañas del Gol Sur del estadio. Un pequeño cuarto que utilizaba para seguir desempeñando su trabajo de mozo de almacén, pero que también ha sido todo un santuario de sevillismo.
Hace unos años abría las puertas de su "cortijo" al compañero Basilio García, de ElDesmarque, permitiéndonos conocer un santuario semidesconocido. ¿Por qué un cortijo? “Porque soy de pueblo”, contestaba Paco sin pensárselo dos veces. Y dentro del cortijo hay cientos de protagonistas de la historia más importante del Sevilla y otros muchos famosos.
“Suker, Espartaco, Emilio Aragón, el Mani, Fernando Peralta, Lemme –segundo de Bilardo- De la Fuente, Mino, Zúñiga, Domingo Pérez, Ramón, Manolo Jiménez, Ricardo Serna…”, son algunos de los protagonistas de los cuadros que tiene colgados, aunque el más especial es uno en el que aparecen dos fotografías. En una, aparece con Paco Gandía y en otra con Diego Armando Maradona. Casi dos religiones en un mismo marco.
Ahí cuelgan las acreditaciones del techo, así como guardaba los candados de las barras de los antiguos bares del estadio, y entre tanto destacaba el rostro del Señor de Pasión y la imagen de la Virgen del Rocío. “Lo guardo todo, menos dinero lo guardo todo”, confiesa.
"Eres mi Virgen de los Reyes"
Y al fondo, fotos de los malogrados Antonio Puerta y José Antonio Reyes, dos de los recuerdos más amargos que le ha dejado el fútbol. “En la escalerilla para salir al vestuario, Suker me puso una silla. Cada vez que venía Puerta me decía, eres la Virgen de los Reyes, eres mi Virgen de los Reyes. Los padres me dijeron si me podían decir mi Virgen de los Reyes. Cuando le pasó a Reyes eso… los padres me quieren mucho, y me dijeron que días antes me estuvieron mentando porque en el Extremadura había un hombre como yo. Muchos domingos decíamos desde la grada que Reyes, que entraba siempre el último al campo, es el que falta”.
“Dios quiera que quede mucho. Esta es mi casa y me quieren como si fuera… muchos me dicen mi abuelo. Vienen jugadores y entrenadores antiguos y me tratan muy bien”, concluía Paco. El dueño del cortijo más sevillista que pudiera haber. Por desgracia, su periplo en la entidad ha expirado.
El primero que conoció a Maradona
Francisco Durán prácticamente estrenó su coche trasladando al astro argentino a su llegada a la ciudad. Un Opel recién comprado que aún conserva y que bien podría ser objeto de culto en la Iglesia Maradoniana. "Me lo dijeron y nadie lo sabía", contaba en este periódico.
“Compré el coche y fui a recoger a Maradona. Primero estuve buscando con el representante un chalé por lo menos 15 días, hasta que me dijo '¿Tú sabes que lo que estamos buscando es vivienda para Maradona?' Fue quién me lo dijo", comenta Paco al recibir a ElDesmarque en el Ramón Sánchez-Pizjuán. "Su casa".
"La primera ropa la llevé yo en una bolsa, sin saber nada los periodistas. Hasta mi mujer se puso las botas de Maradona. Fui a la ciudad deportiva y estuvo entrenando allí. Cogí amistad con sus padres, su hermano, el representante... Me decían 'Paquito, ven a mi casa a arreglarme esto'… me trataron muy bien y los padres me querían mucho. El hermano y él me trataban muy bien", añadía.
Que miserables son, despedir a un señor que ha entregado su cuerpo y alma al club y va y le dan borriquate,