Cristóbal Soria y sus anécdotas más canallas como delegado del Sevilla: "Llamad a los bomberos"

Cristóbal Soria es ahora un personaje mediático en torno al fútbol, pero saltó a la fama como delegado del Sevilla FC. Estuvo junto a Joaquín Caparrós en el Recreativo de Huelva, y cuando el utrerano fue llamado por el equipo de sus amores, impuso que el delegado también iría con él. “Un enfermo del Sevilla”, como se define, que, tal y como dice él, “inventó un oficio”, hasta que fue cesado en 2011.

El sevillano ha concedido una entrevista en Offsiders, un popular podcast de fútbol que se puede ver a través de Youtube, en el que ha contado algunas de las anécdotas más canallas de su etapa como delegado sevillista, explicando que los jugadores le querían tener “en su equipo siempre”.

Una de las que comenta Cristóbal Soria tuvo lugar en las horas posteriores a ganar la Copa del Rey de 2007, ante el Getafe CF en el Santiago Bernabéu, la cuarta del palmarés sevillista y la primera en medio siglo. “Teníamos previsto salir del hotel para coger un AVE a mediodía, pero hay un cambio de itinerario para llegar a Sevilla y salíamos tres horas más tarde. En el hotel dicen que tenemos que dejar las habitaciones. El equipo, que se ha acostado… el que se haya acostado, y ahora llegan y dicen que a las 12 hay que dejar las habitaciones. Llega el delegado, que se ha acostado hace diez minutos con los muchachos, y dice que no. ‘Llamad a los bomberos’, llegué a decir a los del hotel, que llamaran a los bomberos para desalojarnos, somos campeones de la Copa del Rey, cómo vamos a dejar la habitación. Esa frase de llamar a los bomberos fue, dentro del vestuario, una frase nuestra, mítica, de toda la vida, para siempre”.

La anécdota de los preservativos

Otra, más fuerte según él, fue tras una victoria en Valladolid en la que el equipo pernoctó en Madrid. Una guasa a un futbolista que fue nombrada. “El míster había dado permiso para salir, siempre dentro de un orden. Cuando llegamos, me llama uno a la habitación y me dice ‘preservativos, quiero preservativos’. Espérate, fulanito tiene, cojo la lista de habitaciones y le digo la 423, la habitación del míster. Este que se va, ‘fulanito, abre, abre, abre’. Cuando el míster a las siete de la mañana abre la puerta… Cuando me monté en la mañana siguiente en el autobús me quería matar”, recuerda Cristóbal Soria.

“Ese era mi aval, el buen rollo que tenía con los futbolistas más que un contrato. Ellos sabían que yo iba a muerte con ellos y ellos iban a muerte conmigo”, concluía el delegado más mediático de la historia del fútbol español.