Cuando Martínez Munuera decretó el final del partido entre el Sevilla FC y la UD Las Palmas, una sensación de alivio sobrevoló el Ramón Sánchez-Pizjuán. La permanencia no es un hecho, pero sí está muy avanzada tras conseguir los primeros tres puntos desde la llegada de Joaquín Caparrós al banquillo sevillista.
Lo de este martes no era una final, pero casi. La importancia de no caer en el hoyo era enorme, y eso lo sabían tanto los profesionales del Sevilla como los aficionados, que dieron una lección de saber estar propia de una afición “centenaria y madura”, como dice el propio entrenador.
En ElDesmarque captamos cómo fue la explosión de alegría cuando se confirmó que los tres puntos se quedaban en Nervión, después de un descuento larguísimo y de infarto que acabó en el minuto 103 mientras todos los jugadores del banquillo solicitaban el pitido final al árbitro valenciano.
De los más activos, como no podía ser de otra manera por su sevillismo exacerbado, fue Joaquín Caparrós. A pesar de sus 69 años, el utrerano lideró el estallido de júbilo de la plantilla, que se quitaba un peso de encima.
Celebró incluso con Martínez Munuera, al que zarandeó amistosamente en un par de ocasiones, se las tuvo tiesas con Jaime Mata, con el que mantuvo una breve discusión antes de continuar festejando, y acabó marchándose a la grada de Gol Norte a celebrar con Biris Norte. “Yo soy un biri más”, había dicho en la previa.
El momento entre Caparrós y Jaime Mata al acabar el partido#LALIGAenDAZN ⚽️ pic.twitter.com/r2RpkZFKAz
— DAZN España (@DAZN_ES) May 13, 2025
Otro de los grandes protagonistas de la celebración fue inesperado. Se trataba de Akor Adams, que con apenas unos minutos jugados desde que llegara al final del mercado de invierno festejó como el que más. Vestido con pantalón y chaqueta de color claro, su presencia llamaba mucho la atención y, de hecho, fue el primero en abrazarse a Caparrós, con el que no ha podido siquiera disputar un solo minuto ni entrenar con normalidad.
Finalmente, se dio una circunstancia muy curiosa, y es que mientras la grada protestaba contra el consejo de administración, algunos de los futbolistas que no controlan aún el idioma bailaban en actitud de festejar. La adrenalina.
Menos mal que en esta ciudad existe un equipo que ha ido por Europa, mostrando quién es el grande y quién es el pequeño. Ese al que hay que especificar que es de aquí de Sevilla, Porque fuera no lo saben.😆😆
Sigan tragando y soltando espumarajos de odio por vuestra sucia boca.
Vaya dos comentarios imbéciles
Menos mal que en esta bendita ciudad está el Real Betis para honrar al fútbol.
Dantesco.