Lediakhov: "A la afición del Sporting la llevo en el corazón"
Su nombre evoca tiempos mejores. Igor Lediakhov es parte de los recuerdos de toda una generación de seguidores del Sporting. Un jugador elegante, de máximo talento y tardes de gloria vestido de rojiblanco. El ruso, que actualmente busca su camino en los banquillos, rememoró su etapa como futbolista en Gijón en los micrófonos de Radio Marca Asturias.
Inmerso en un periodo entre banquillos, tras poner fin a su etapa al frente del Balthika, espera un nuevo reto en Barcelona, donde tiene fijada su residencia. Sin pisar Gijón, "desde 2005, en el partido del centenario", los recuerdos positivos superan a los negativos, en sus nueve campañas vestido de rojiblanco. "Cuando recuerdo al Sporting me viene a la cabeza su afición, la llevo en mi corazón", reconoce.
"Nunca me sentí infravalorado por la afición, siempre estuvo a mi lado. Salía al campo y quería darles todo", recordaba. "Con el club hubo sus cosas", reconocía. La suya fue una época de problemas económicos en la entidad asturiana, de los que no se libró el internacional ruso. "No llegamos a un acuerdo con el tema económico y me mandaron a entrenar al campo 4 de Mareo, sin el equipo, solo".
Sus primeros años como rojiblanco, en Primera divisón, llevaron a que el FC Barcelona de Johan Cruyff pusiera los ojos sobre él. "Algo hubo. En el 98, cuando salí cedido a Japón, mi entrenador era Carlos Rexach que me lo reconoció", apuntaba. La vuelta de su campaña nipona fue fundamental en una temporada que los rojiblancos coquetearon con el descenso a Segunda B.
"Quería quedarme en Japón", reconoce. "Me llamaron para volver con el equipo penúltimo en segunda y Aad de Mos de entrenador. Tras el cambio, con Braojos, quedamos séptimos. Al final, aquel año me salió muy bien, marcando goles, dando asistencias y me renovaron por tres años más", recapitula Lediakhov.
El 'Mago de Sochi', cuestionado por un posible regreso al club rojiblanco, para dirigir al equipo desde el banquillo, dejaba el futuro abierto. "Nunca sabes qué puede pasar mañana. Tengo licencia para ello. ¿Por qué no?", concluía.