El tridente, ante la 'Maldición del 92'
Los delanteros valencianistas están bloqueados y siguen inmersos en una mala racha goleadora que se prolonga desde el pasado 25 de septiembre cuando Paco Alcácer anotó el último tanto de los puntas chés ante el Córdoba. Desde aquel minuto 69 ante los andaluces, los jugadores más ofensivos suman seis partidos sin ver portería, un récord negativo que no se había dado desde hace 23 años.
En temporada 1991-92 los puntas estuvieron ocho partidos sin poder marcar un gol. Tanto es así que varios ex futbolistas de aquel Valencia CF conocen ese periodo de tiempo coma la 'Maldición del 92', la que sufrieron Penev, Eloy, Gálvez, Romel y Fenoll. Los hombres de Hinddink dejaron una marca de 832 minutos sin ver portería, ocho jornadas que se hicieron insufribles para Mestalla. Dos meses, desde el 12 de enero hasta el 15 de marzo, sin anotar un solo gol se dice pronto, pero se generaron muchas dudas e incluso llegaron a saltar las alarmas. Lubo anotó en aquel minuto 86 el tanto que rompía definitivamente el maleficio.
Menos fútbol, menos oportunidades
El Tridente Negredo-Alcácer-Rodrigo tiene ante sí la oportunidad de romper contra el Levante una sequía que se prolonga ya a seis partidos, 609 minutos, y que se ha alargado demasiado en el tiempo. En el derbi tendrán los tres una nueva oportunidad para acabar con este maleficio y de paso ayudar a recuperar esa puntería que le ha faltado al equipo en los choques de A Coruña o ante el Athletic Club. Aunque realmente el problema no está en que los delanteros marren las oportunidades que tengan, sino más bien en que cada vez disponen de menos ocasiones para marcar porque el Valencia genera menos fútbol y se producen menos llegadas.
Lo mismo ocurre si se analizan los últimos goles que ha marcado el equipo y hay un nexo en común y es que éstos no llegan de jugada, sino de jugadas a balón parado, a excepción del tanto en propia puerta del Villarreal. Es significativo también la cantidad de balones colgados que el equipo pone en área contraria en busca de balones directros y ocasiones de gol, pero que hacen que el equipo se salte la medular y por tanto haya menos balones jugados y goles que comiencen en jugada.