Con Gayà lloró todo el valencianismo
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La mala suerte amplía la sangría de goles encajados
El Valencia CF no lo mereció pero volvió a perder otra vez en Sevilla a pesar de realizar un buen partido y ser mejor que el conjunto hispalense a lo largo de varias fases del choque. El equipo de Prandelli está en una dinámica negativa, de inseguridad y de moral baja y cuando esto ocurre, cualquier cosa puede salir mal. La mala suerte se cebó esta pasado sábado con los de Prandelli al comenzar a cosechar la derrota con un gol en propia meta por parte de Garay tras un balón colgado de Vitolo que ni siquiera cogía portería. Otra vez encajando goles, sin embargo, el Valencia CF, a pesar de haber demostrado que es un equipo débil en el plano mental, no le perdió la cara al choque y continuó maniatando al Sevilla de Jorge Sampaoli.
El instinto goleador de Munir culminando una gran acción, quedó neutralizado tras otro error defensivo del Valencia CF que permitió a Pareja perforar la meta de Alves a la salida de un córner. No pintaban nada bien las cosas para el Valencia CF y por ello, el equipo, lejos de hundirse, buscó el empate con mayor insistencia.
Todo el valencianismo se lamentó junto a Gayà que no daba crédito a lo que acababa de pasar
Cuando el partido moría y el Valencia CF se quedaba sin opciones, llegó la gran ocasión del partido para el equipo valencianista. En un balón colgado en el saque de una falta, a Gaya, que había sustituido a Siqueira en el minuto 80, le cayó un balón al segundo palo que pudo controlar, cargar la pierna y disparar con todas sus fuerzas a bocajarro. Sin embargo, fue el momento del portero del Sevilla, Sergio Rico, sacando una manopla espectacular con reflejos felinos para mandar el tiro del de Pedreguer lejos de la portería.
Acto seguido, Del Cerro Grande señaló el final de la contienda y todo el valencianismo se lamentó junto a Gayà que no daba crédito a lo que acababa de pasar, no pudo contener las lágrimas de rabia e impotencia. Desconsolado, el de Pedreguer ejemplificó el sentimiento de frustración y pena que inundaba los corazones valencianistas en ese momento. Parecía algo imposible pero así era. El Valencia había jugado un buen partido y se llevaba a casa otra dura derrota inmerecida. Todos, nos lamentamos con Gayà. Toca seguir remando, no hay otra.