Bossio: “Vine al Valencia CF por una corazonada"
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Miguel Ángel Bossio fue uno de los rostros exóticos que plagó el Valencia CF en 1986, el año del descenso a Segunda División. El mundialista uruguayo llegó al Valencia CF en un momento delicado y casi de casualidad. Esta campaña, con motivo del Centenario, y tras comprometerse como nuevo coordinador de la primera Escuela del mundo de Fútbol en Silla de Ruedas, el bravo centrocampista recuerda sus tiempos mozos.
Así, en una entrevista a VCFMedia rememora su fichaje, gestadoi en una pizzería, pero también los valores que ponía en el césped y que le llevaron a encontrar en Valencia el amor de la parroquia de Mestalla y a su mujer.
“Recuerdo que llegué al Valencia CF por haber parado en una pizzería. Se había acabado de rubricar mi traspaso al Junior de Barranquilla (Colombia), faltaba firmar unos documentos, y a la vuelta me detuve en una pizzería. Allí me dijo un amigo que había visto por la televisión que había firmado por Junior y que si se lo hubieras dicho habría hablado con un compadre que tenía y habría hablado de mí en Valencia. Me comentó que era el mismo agente que había llevado a Fernando Morena, entonces vino a mi casa, habló con Alberto Toldrá, éste con Roberto Gil y se llegó esa noche a un acuerdo para fichar por el Valencia CF”, reconoce Bossio.
Bossio, cinco temporadas de corto y mucho más
Tras cinco temporadas en el club como jugador, fue entrenador y director de la Academia y miembro de la Dirección Deportiva. Bossio es, por méritos propios, santo y seña para muchas generaciones de valencianistas que aún hoy en día lo idolatran.
“El año del ascenso fue muy especial, éramos una familia, poco a poco veíamos cómo se iba llenando Mestalla y al final estaba lleno casi todos los partidos".
Bossio aterrizó tras conquistar la Copa América de 1983 y disputar el Mundial de México de 1986; a nivel de clubes conquistó cuatro títulos de liga en Uruguay con la elástica de Peñarol, la Copa Libertadores de 1982 y la Copa Intercontinental de ese mismo año. Bossio ya había jugado en dos ocasiones en Mestalla antes de firmar con el Valencia CF, tanto en el Trofeo Naranja de 1983 como en el homenaje a Saura en 1985.
Se entiende por tanto que confiese en la entrevista que “me guié por una corazonada, cuando llegué aquí y vi lo que había, me encantó”.
Después llegó el año del ascenso: “Fue muy especial, éramos una familia, poco a poco veíamos cómo se iba llenando Mestalla y al final estaba lleno casi todos los partidos. El ascenso de 1987 fue la culminación a todo el esfuerzo y las ganas por querer estar ahí. Fue algo espectacular donde disfrutamos todos del juego y de la afición. La complicidad que teníamos con Di Stefano era total”.
Con más de 150 partidos oficiales y un ascenso a Primera División, antes de certificar un tercer puesto la temporada 1988-89 y el subcampeonato en la 1989-90, Bossio dejó el club llevando el escudo en el corazón.
“Escuchas en muchos clubes que es un sentimiento, pero aquí lo vives y lo sientes. Ver a la afición dentro de este campo es una de las cosas más bonitas"
“Escuchas en muchos clubes que es un sentimiento, pero aquí lo vives y lo sientes. Ver a la afición dentro de este campo es una de las cosas más bonitas. Entras, ves Mestalla y rápidamente te llena de emociones. Lo que más me gusta es ver a la afición que llega al campo con ilusión y dispuesta a empujar al equipo. Es algo único”, concluye.