De la salvación a la quema: los goles de Tendillo y M'Bia que marcan el 1 de mayo

Con la llegada de mayo el valencianista echa la vista atrás y se reencuentra los goles que cambiaron su historia. Hace 37 años Tendillo se elevaba al cielo valenciano para salvar a los ches de Segunda; hace seis, en la misma portería, M'Bia recordaba que en Mestalla también se llora de pena. El 1 de mayo, día que Españeta vino al mundo, el Valencia CF vivió dos de las noches que más se han mantenido en la retina de los aficionados. Tocaron la gloria con una salvación agónica y cayeron al infierno con una eliminación en el último suspiro.
 

El año previo a la venta del club fue una vorágine de sensaciones. Del Djukic montado en un tractor o de Postiga y Pabón como arietes de referencia, se pasó al Valencia CF de las remontadas, al que nunca se rendía, al que llenaba la avenida de Suecia antes y después de los partidos. El punto de inflexión fue Basilea, pero el 1 de mayo de 2014, hace seis años, Mestalla se volcó para auparse con la segunda remontada del año.

Y el valencianismo respondió, abarrotó las calles horas antes del partido, volvió a creer en una remontada, en jugar una final de UEFA (Europa League) una década después. En 26 minutos las semifinales estaban igualadas, primero fue Feghouli y después Jonas. Mestalla entró en trance y en el 69 Mathieu culminó la gesta. Los de Pizzi, otra vez, habían cambiado las tornas. Los aficionados ya planeaban el viaje a Turín, Fede Cartabia no supo guardar el balón y M'Bia cabeceó en el 94. No habría final, el Valencia CF era eliminado en el último segundo.

Mismos goles y diferentes reacciones

Balón lateral, prolongación de un compañero y tanto a bocajarro. Mismo gol y en el mismo fondo de Mestalla. Botubot prolonga y Tendillo remata. El Luis Casanova es una fiesta. La carambola juega a favor: Racing, Las Palmas y Celta pierden. El Valencia CF es de Primera. En los mismos palos que en esa ocasión, la jugada se repite. Esta vez es Fazio quien toca el esférico con el cogote y M'Bia el que lo remata. Ahora Mestalla se apaga. Una de las jugadas ensayadas más sencillas del fútbol, la que llevó a la salvación a los valencianistas, es el verdugo del Valencia CF. Las acciones son similares, las reacciones están en las antípodas. Tendillo provocó tracas y los lloros finales de un Ricardo Arias al que el futuro le depararía un descenso; M'Bia silenció a la grada.

El cabezazo que lo cambió todo

Mestalla, a diferencia de los cuartos de final contra el Basilea, en los que solo unos pocos atrevidos veían posible que los de Pizzi pasaran de ronda, creía en la remontada. El partido de ida se saldó con un injusto 2-0 para los de Nervión, en el que un gol en fuera de juego y un larguero che marcaron el encuentro. Esta vez los vídeos motivacionales eran una comparsa, el valencianismo estaba convencido y, pese a que el nivel en Liga era malo, se identificaba con su equipo. Aunque no tenía a Paco Alcácer por sanción, igualó la partida y durante media hora estuvo clasificado.

Coke sacó de banda, Fazio peinó y M'Bia remató a portería. El Valencia CF estaba en la lona. Era el minuto 94 y no había tiempo para la reacción. Los futbolistas locales caían al suelo, Amadeo Salvo quedó petrificado en tribuna y Unai Emery, insignia de oro y brillantes, corría por el césped mientras la que fue su afición lloraba. Mestalla ovacionó a su equipo, el árbitro pitó el final, los andaluces celebraron y los locales abandonaron el estadio. Unos pocos valientes se reunieron en la avenida de Suecia, lugar de grandes celebraciones, para animar a los blanquinegros. El resto es historia, el Valencia CF acabó su ruinosa temporada en la competición nacional, Meriton decidió que Pizzi no era su hombre de confianza, llegó Nuno y, con promesas de un futuro mejor, el valencianismo volvió a ilusionarse.