José Miguel Torres, el defensa que ahora protege a los más vulnerables
José Miguel Torres fue uno de esos futbolistas que ayudaron a que el Valencia CF resurgiera en una década de los ochenta que trajo más penas que glorias. Natural de Vall d'Uixó, fue un central que sirvió para todo lo que el entrenador le pidiera. No importaba si tenía que sustituir a Voro o ir al lateral y ser el recambio de Quique Sánchez Flores Una vez acabada su carrera deportiva, en la que su vida estuvo ligada al club che durante cinco años, aprobó unas oposiciones como educador social en su localidad natal. Ahora, en plena cuarentena, coopera en la ayuda a las personas más vulnerables de su pueblo: "Estamos coordinando la atención a la población más vulnerable, haciendo listas de la compra, de farmacia, haciendo de soporte psicológico..."
"Estamos coordinando la atención a la población más vulnerable, haciendo listas de la compra, de farmacia, haciendo de soporte psicológico..."
La función social del fútbol
El balompié es el deporte de deportes, ninguno en el mundo aglutina a tanta gente como el fútbol ni mueve unas cantidades de dinero tan grandes. Estas circunstancias, para Torres, provocan que tenga que adoptar una posición más activa: "La función social del fútbol es primordial. Muchas veces nos guiamos por el aspecto comercial y se pierden las formas. Toda esta pandemia nos tiene que servir para darnos cuenta de que este aspecto hay que cuidarlo. En el mundo del deporte ha habido situaciones en las que los deportistas ha dado la cara y eso para los fans es muy importante".
Cuando daba sus primeros pasos como futbolista, el defensa valenciano ya fue elemental para salvar el futuro del fútbol en Vall d'Uixó. Tenía diecinueve años y los de Mestalla llamaron a su puerta; sin embargo, su localidad necesitaba un traspaso mayor. Fue el momento de poner rumbo al Atlético de Madrid donde se enroló en su filial, allí permaneció hasta que un descenso causó su marcha al Gandía. Allí, de lateral derecho, Roberto Gil lo redescubrió y pudo traerlo al Valencia CF a coste cero: sus siete goles esa temporada lo avalaban.
La importancia de los hombres de club
José Miguel Torres coincidió con una de las mejores hornadas de centrales de Paterna. Su rol, sobre el papel, era el de suplente: "Roberto Gil cuando me fichó siempre me dijo lo mismo, que tenía que aceptar el rol de sustituto de Quique y los centrales. Lo asumí con toda la tranquilidad, pero también les dije que si podía les iba a quitar el sitio". Ese rol secundario le sirvieron para ganarse el afecto de la afición y de sus técnicos: "Lo asumí como hombre de club, sin dar problemas y siempre aportando. La verdad es que cuando salía la gente estaba contenta. Delante de mí tenía grandísimos futbolistas y buenas personas".
En esa defensa de tres que utilizó el Valencia CF, un nombre destacaba sobre los demás: Ricardo Arias. La leyenda valencianista era la referencia, el último gran líbero y el que, para José Miguel Torres, es el defensor más elegante que ha militado en LaLiga: "Con Ricardo lo tenía fácil, es una buenísima persona. Te ayuda, te escucha y tienes que aprender. No he visto nunca un jugador tan elegante, cómo controlaba, la soltura con la que se movía y cómo miraba hacia arriba. Para mí fue mi padre deportivo, el reflejo era él".
Gran jugador y mejor persona. Fiel a sus principios, amigos y a la palabra dada, también agradecido, y ya saben el refran "De bien nacido es ser agradecido"