No es lo mismo ser que merecer

El Valencia CF empató ante la Real Sociedad en el partido correspondiente a la jornada 23 de LaLiga Santander. Los de Mestalla fueron superiores, tuvieron las mejores ocasiones pero no acertaron a embocar ninguna más por demérito propio que por acierto del rival que, eso sí, tuvo en Remiro a su mejor hombre. El empate no hace más que alargar la mala racha en LaLiga y convertir Europa en una quimera. Lo más curioso, el espontáneo que salió al final en pos de la camiseta de Racic que arrancó los olés de Mestalla. Y es que está claro que no es lo mismo ser equipo de Europa que merecerlo y este domingo el bloque que más se pareció a un equipo que aspira a la zona noble fue un Valencia que terminó pagando las rotaciones pensando en la Copa.-

De inicio Bordalás apostó por cinco detrás y muchas rotaciones dejándose en el banquillo a Guedes, Soler y Hugo Duro. Diakhaby, baja de última hora, cedió su puesto en la zaga a Mosquera. Gayà estaba de carrilero pero atento a Portu y Thierry en el otro costad para dar libertad a Yunus y Brian Gil qe son los que tenía que surtir de balones a Maxi Gómez, único punta.  La presencia del joven Mosquera en la zaga obligaba a arroparlo.

El partido comenzó trabado y hasta el minuto 11 de partido el Valencia no llegó con claridad al área de Remiro. Fue gracias a un centro de Gayà al que Yunus llegó tarde por poco. La respuesta vasca fue una falta lateral que permitió a Le Normand rematar libre de marca en el 21. Su cabezazo fue respondido con una palomita soberbia de Giorgi Mamardashvili, titular en detrimento de Jaume.

El equipo jugaba a poco, a nada más bien. Sin algunos de sus mejores hombres, dependía de las arrancadas de Yunus Musah y alguna genialidad de Bryan Gil, finalmente interior y no extremo. Se jugaba a poco y, ni tan siquiera las polémicas quitaban el sopor de Mestalla al que sólo levantaba de sus asientos el Messi de Barbate. Él sacó el último córner antes del descanso y en una jugada bien trenzada con Yunus, a punto estuvieron de mandar al descanso con ventaja al Valencia que aún tuvo que ver como el colegiado perdonaba la segunda amarilla a Cristhian Mosquera (el tiempo no da saltos y, aunque apunta buenas maneras, está muy verde)..

Cambio de sistema en el Valencia CF

Como era de prever, Bordalás sentó a Mosquera tras el descanso y recuperó el clásico 1-4-4-2 con Carlos Soler en el centro junto a Ilaix Moriba. Hugo Guillamón se fue a la zaga junto a Eray Cömert y el equipo ganó velocidad. Yunus, desde la mediapunta, y Maxi Gómez forzando amarillas, se aprovechaban de ello.

Foulquier de interior derecho le dio más profundidad a ese costado. Se entiende bien con Thierry y el peligro creado cambió de lado y gracias a un córner en el 56 Guillamón de cabeza casi inaugura el marcador. ´

El Valencia estaba volcado y, aunque no creaba ocasiones claras, dominaba el partido. Imanol lo tuvo claro y en el 63 refrescó su sistema para equilibrar un partido que se empezaba a decantar. El Valencia defendía bien y salía a la contra mejor. Tanto es así que en el 64 Maxi Gómez se quedó solo ante Remiro y falló. El pase de Bryan Gil entre líneas fue al más puro estilo David Silva, que entró con un Mestalla en pie ovacionándolo en el 72.

Bordalás apura sus cambios

La lesión de Eray Cömert (rotura en el sóleo parece) no cambió los planes de Bordalás que sacó a Racic por Ilaix Moriba y a Guedes por Eray Cömert. El técnico sabía que este partido se ganaba en los cambios y no varió su idea. Puso a Foulquier de central y a Yunus en el costado derecho y siguió percutiendo por los dos lados. Las llegadas seguían sucedíendose para el Valencia CF, pero la falta de acierto de los rematadores desesperaba a Mestalla.

Bordalás lo vio y sentó a Maxi Gómez, cansado y fallón, y a Yunus Musah reventado por el esfuerzo en el 80, y sacó a Hugo Duro y Marcos André. Los cambios aún incrementaron la pegada del equipo y Bryan Gil tuvo una doble ocasión que Remiro salvó no sin apuros. El Valencia CF quería, pero el gol no llegaba.

El colegiado desesperaba al respetable cortando el juego cuando los minutos volaban. Mestalla quería, se crecía. El equipo lo había merecido pero el gol no llegó y dos puntos muy valiosos volaron de Mestalla.