Albelda de Iregua sufrió durante más de una hora para acabar en éxtasis
Unos tres centenares de vecinos de Albelda de Iregua, donde viven Carlos Coloma y toda su familia han seguido la carrera de bicicleta de montaña de los Juegos Olímpicos en el frontón del pueblo, con muchos nervios durante más de una hora para terminar en una explosión de júbilo y éxtasis.
Carlos Coloma presume por todo el mundo de ser el vecino más internacional de este municipio, situado a unos quince kilómetros de Logroño, con permiso de su paisano el actor Javier Cámara.
Y sus amigos y familiares responden a ese orgullo de ser de Albelda con pasión por todas las carreras que disputa Coloma alrededor del mundo.
Pero hoy era un día más especial todavía, en el que niños y mayores querían dar un "empujón" a Coloma.
Para ello muchos han optado por pintarse el gran bigote que el riojano, junto sus compañeros de equipo, se ha dejado en estos Juegos, como en los dos anteriores.
Muchos alumnos de su escuela de bicicleta de montaña han acudido vestidos con su equipación y otros lo han hecho con camisetas de su actual equipo, el MMR Bikes.
Todos han seguido la carrera convencidos de que Coloma podía lograr la medalla y han vitoreado al riojano casi cada vez que le enfocaba la cámara.
Pero justo en el centro de la grada había cuatro personas que no saltaban, que no aplaudían y que no chillaban; y probablemente eran los que más nerviosos estaban.
Sobre todo su padre, al que trataba de serenar su mujer, y que trataba de prestar atención a cada detalle de la mano de su hijo; en realidad él es el que mejor conoce a Carlos y quien más le apoyó cuando decidió dedicarse a esta disciplina.
Su madre también trataba de contener los nervios, igual que su abuela y otros familiares o el presidente del Gobierno de La Rioja, José Ignacio Ceniceros, que decidió no perderse el momento en el que por primera vez un riojano gana una medalla olímpica.
Su mujer, Loli, ni siquiera fue capaz de ver la carrera en el polideportivo, posiblemente para contener la emoción de ver a Carlos cumplir un sueño por el que ha trabajado mucho y que le ha mantenido fuera de casa casi los dos últimos meses.
Poco a poco fueron pasando los kilómetros y siguieron las ovaciones constantes, incluso cuando el tercer puesto parecía peligrar.
Hasta que llegó el momento que la realización de televisión dedicó a la entrada en la meta del tercer clasificado.
Las gradas estallaron, el éxtasis se apoderó de todo el mundo, mientras Carlos Coloma padre no lograba contener la emoción y las lágrimas.
"Este es el premio a veinte años encima de la bicicleta", repetía, emocionado por una medalla "que sabe a gloria y que Carlos se merecía", ha recalcado.
Poco después han empezado a descorchar botellas de champán mientras entraba en el polideportivo la mujer del corredor, que ha afirmado que "ha sido la mejor carrera de su vida" y que "por esto ha merecido la pena tanto trabajo y tanto tiempo fuera de casa".