Juegos de Invierno: 23 ediciones desde Chamonix 1924 a PyeongChang 2018
La localidad surcoreana PyeongChang, que sucede a la rusa de Sochi, será, a partir de este viernes la sede de los XXIII Juegos Olímpicos de Invierno de la historia, cuya primera edición tuvo lugar en 1924 en la localidad francesa de Chamonix.Aunque en el programa de los Juegos de Londres 1908 se incluyó el patinaje artístico, al igual que en los de Amberes 1920, en los que también hubo hockey hielo, aunque los primeros Juegos de Invierno 'de verdad' no se celebraron hasta 1924 y recibieron ese tratamiento de forma retroactiva, concebidos inicialmente como la Semana Internacional del Deporte (invernal).
Las competiciones fueron un éxito y los escandinavos, contrarios inicialmente a las tesis -sobre todo alemanas- de crear unos Juegos de Invierno, accedieron a que éstos se disputaran, con periodicidad de cuatro años, después de ganar 28 de las 43 medallas repartidas.
El patinador estadounidense Charles Jewtrew -oro en los 500 metros- fue el primer campeón olímpico de invierno y el medallero lo encabezó Noruega. Que repitió en los de 1928, en St. Moritz (Suiza), en unos Juegos en los que el patinador de velocidad finlandés A. Clas Thunberg, que había capturado seis medallas cuatro años antes -tres de oro-, se anotó dos nuevos títulos olímpicos y la noruega Sonja Henie brilló al ganar el patinaje artístico con 15 años.
Los Juegos de Invierno hicieron el primer cambio de continente en su tercera edición y en el 32 la sede fue Lake Placid. Abrió los Juegos Franklin Delano Roosevelt, gobernador del estado de Nueva York y más tarde presidente de los Estados Unidos, que encabezaron un medallero final que se decidió con polémica, al cambiar toda una serie de reglas en el patinaje de velocidad sin avisar. El estadounidense Eddie Eagan ganó en el 'bob' a cuatro y se convirtió en el primer y -hasta la fecha- único campeón olímpico de invierno y de verano, ya que en Amberes'20 (Bélgica) había ganado oro en boxeo.
Los del 36 fueron los Juegos de Adolfo Hitler, que unió Garmisch y Partenkirchen situando una estación de ferrocarril entre ambas localidades bávaras. Sonja Henie fue estrella ante su público al lograr su tercer oro consecutivo en patinaje artístico, en la última cita olímpica antes de la Segunda Guerra Mundial.
Tras la misma, St. Moritz fue de nuevo sede en la edición de 1948, en la que las sanciones internacionales excluyeron a Japón y a Alemania.
En 1952 los Juegos llegaron a Noruega, la cuna del esquí moderno. La llama olímpica se encendió en la casa de Sondre Nordheim, primer esquiador famoso, y fue transportada por 94 esquiadores hasta Oslo. Canadá ganó su quinto título olímpico en hockey y el país anfitrión ganó el medallero, por tercera vez seguida.
Cortina D'Ampezzo, en los Dolomitas italianos, albergó la edición de 1956, en la que participó por primera vez la URSS, que, con siete oros, tres platas y seis bronces, fue la primera en la clasificación de trofeos, algo que repitió en los siguientes dos Juegos.
El austríaco Toni Sailer, que hizo pleno en esquí alpino al ganar las tres pruebas -actualmente hay cinco- fue el héroe de los primera cita olímpica invernal televisada, que le catapultó al mundo del cine. "El rayo de Kitz" ("Der Blitz aus Kitz"), como se conocía al esquiador de Kitzbühel, ganó descenso, gigante y eslalon.
En 1960 Squaw Valley, en California, supuso la segunda salida de Europa y la segunda que los EE.UU. se hicieron cargo de los mismos. Walt Disney presidió el comité organizador de las ceremonias inaugural y de cierre y Estados Unidos ganó el hockey hielo.
Cuatro años después, Innsbruck sufrió la escasez de nevadas y el ejército austríaco "tomó" las montañas para acondicionarlas con nieve traída de otras estaciones. Las hermanas francesas Christine y Marielle Goitschel cruzaron primer y segundo puesto en el eslalon -que ganó la primera- y en el gigante del esquí alpino.
En Grenoble'68 (Francia), Noruega interrumpió el dominio de la Unión Soviética en el medallero y Jean-Claude Killy repitió ante su público la gesta de Sailer, doce años después. El italiano Franco Nones (en la prueba de 30 kilómetros) fue el primer campeón olímpico de esquí de fondo no escandinavo.
Asia se estrenó en 1972 y en los Juegos de Sapporo (Japón), de los que fue excluido "por profesional" uno de los mejores esquiadores de la historia, el austríaco Karl Schranz, España sorprendió con el oro en eslalon de Paco Fernández Ochoa, único campeón olímpico invernal español.
La URSS encabezó de nuevo el medallero en Innsbruck'76 (Austria) y en Lake Placid'80 (Estados Unidos). En la capital del Tirol -que sustituyó a Denver (Colorado, EEUU), designada por el COI, pero cuya población se opuso a la organización de los Juegos- Franz Klammer brilló ganando el descenso del Bergisel ante su público.
Lake Placid, que, tras serlo en 1932, volvió a ser sede en 1980, fue testigo de los cinco oros en patinaje de velocidad que Eric Heiden ganó para Estados Unidos y del sorprendente título en hockey hielo del equipo local, que ganó en la final a la Unión Soviética.
Sarajevo, la capital bosnia, en la desaparecida Yugoslavia, organizó en el 84 la primera cita invernal en un país socialista. El estadounidense Bill Johnson ganó el descenso y sus compatriotas los gemelos Phil y Steve Mahre fueron los dos mejores en el eslalon. La extinta RDA dominó el medallero, ocho años antes de que la pista de bobsleigh se convirtiera en una posición artillera de las guerrillas serbias y las pistas de eslalon en una instalación militar.
Canadá albergó por primera vez en Calgary una cita invernal, en 1988 -en el 76 Montreal había sido sede de los de verano-. La germana oriental Katarina Witt defendió su título en patinaje artístico. El italiano Alberto Tomba ganó eslalon y gigante, la suiza Vreni Schneider le emuló en las pruebas femeninas y el finlandés Matti Nykaenen ganó tres oros en saltos de esquí. El medallero lo dominó de nuevo la Unión Soviética.
En Albertville'92 (Francia) España ganó la que hasta ahora sigue siendo su segunda (y última) medalla olímpica invernal, la de Blanca Fernández Ochoa, hermana de 'Paquito', en el eslalon. Tomba se convirtió en el primer esquiador alpino en defender título -el de gigante- y Alemania fue la que más medallas de oro ganó.
Noruega -que había organizado los de Oslo'50- volvió a celebrar los Juegos en 1994, en Lillehammer, donde se rompió la cadencia de cuatro años, para separar las citas de verano de las de invierno.
Fueron los Juegos de la polémica entre las patinadoras artísticas estadounidenses Nancy Kerrigan y Tonya Harding -instigadora de la agresión que sufrió la primera-. Controversia que se resolvió con plata para la 'buena' y un octavo para la 'mala'.
El fondista noruego Bjorn Daehlie, que la había iniciado dos años antes, prosiguió con su colección de trofeos que culminaría cuatro años más tarde en la segunda cita invernal que albergó Japón: la de Nagano'98, donde el austríaco Hermann Maier se convirtió en "Herminator", al ganar dos oros -supergigante y gigante- después de haber sufrido un espectacular accidente en el descenso, disputado en Hakuba, que fue bautizado como "la caída del siglo".
La alemana Katja Seizinger se convirtió en la primera mujer que defendía con éxito un título de descenso y su compatriota Georg Hackl, en luge, pasó a ser el sexto deportista de toda la historia en lograr tres títulos consecutivos en la misma disciplina.
Daehlie, al ganar tres oros y un bronce, alcanzó la gloria olímpica absoluta en Nagano, donde alcanzó su plusmarca histórica de títulos (ocho en total) y medallas (doce), que acabaría mejorando hace cuatro años en Sochi su compatriota el biatleta Ole Einar Bjoerndalen, en unos Juegos cuyo medallero encabezó Alemania.
Bjoerndalen reinó en los Juegos que albergó Salt Lake City, en Utah (EEUU), donde ganó todas las pruebas en la que compitió, colgándose al pecho cuatro oros y aupando a su país a lo alto de la lista de trofeos. Y si el noruego fue rey, la reina fue la croata Janica Kostelic, ganadora de tres oros y una plata.
El noruego Kjetil Andre Aamodt se convirtió en el esquiador alpino más laureado de la historia olímpica, con siete, al ganar en Salt Lake dos oros más. Un récord que ampliaría cuatro años después en los Juegos de Turín.
El suizo Simon Ammann causó sensación al ganar dos oros en los dos trampolines con tan sólo 20 años. 'Harry Potter', como se le bautizó por su aspecto, repetiría esta proeza ocho años después.
El protagonista negativo fue el español de origen alemán Johann Muehlegg, que fue desposeído por dopaje de las tres medallas de oro que llegó a colgarse en esquí de fondo.
Los vigésimos Juegos tuvieron sede en Turín y los triunfadores fueron el biatleta Michael Greis -uno de los artífices para que Alemania ganara el medallero- y el patinador en pista corta surcoreano Hyun-Soo Ahn, con tres oros cada uno.
Con dos se fueron de Italia la fondista estonia Kristina Smigun y la austriaca Michaela Dorfmeister, que puso la guinda a su carrera con los títulos de descenso y supergigante en esquí alpino. Un deporte en el que la española María José Rienda, que en Vancouver igualó la plusmarca invernal de cinco Juegos del fondista cántabro Juan Jesus Gutiérrez- partía como favorita en el gigante, en el que se tuvo que conformar con el decimotercer puesto, en Sestriere.
El austriaco Benjamin Raich, se convirtió en el primero, después de Tomba, en ganar gigante y eslalon; mientras que Aamodt hizo historia, al ganar por tercera vez -después de Albertville'92 y Salt Lake'02- el título de supergigante y mejorar su propio récord de esquiador alpino más laureado del olimpismo a cuatro oros, dos platas y dos bronces. Aamodt, con veinte, también detenta en su deporte el récord de medallas en Mundiales y Juegos.
Los Juegos de Vancouver comenzaron marcados por la tragedia, ya que horas antes de su inauguración se produjo el fallecimiento del georgiano Nodar Kumaritashvili durante un entrenamiento de luge; y finalizaron con la anfitriona, Canadá, al frente del medallero.
Triunfaron la fondista noruega Marit Bjoergen -en la actualidad la más laureada en Juegos de inverno-, que capturó tres oros, una plata y un bronce, mientras que la patinadora de velocidad en pista corta china Wang Meng se colgó al pecho tres oros.
En esquí alpino, el estadounidense Bode Miller -doble ganador de la Copa del Mundo y cuádruple campeón mundial, que no anunció oficialmente su retirada hasta hace un par de meses- capturó en Whistler Mountain el único título que le faltaba, el olímpico, en la supercombinada, a lo que añadió una plata en el superG y un bronce en el descenso. La anfitriona derrotó a Estados Unidos en la final de hockey y ganó de forma clara el medallero en Vancouver.
El excéntrico Miller añadiría a su vasta colección otra medalla más en Sochi, donde ganó bronce en supergigante. En unos Juegos caóticos en los que la anfitriona ganó un medallero que la acabaría metiendo después en no pocos líos.
El local Victor An ganó, en 'short track', tres oros, los mismos con los que la noruega Bjoergen salió de Rusia como la mujer más laureada del olimpismo invernal, con seis oros, tres platas y un bronce. En PyeongChang, la veterana fondista, de 37 años, podrá sacarle aún más brillo a su espectacular palmarés.