El esgrimista Pozdniakov gana a Popov la presidencia del Comité Olímpico Ruso
Stanislav Pozdniakov, cuatro veces campeón olímpico de esgrima, ha ganado este mates al legendario nadador Alexandr Popov las elecciones a la presidencia del Comité Olímpico Ruso (COR) con el apoyo de 214 delegados, por 56 votos de su rival.Pozdniakov, de 44 años, fue el jefe de equipo de la delegación rusa en los pasados Juegos de Invierno de PyeongChang (Corea del Sur) y ejercía desde 2016 el cargo de vicepresidente del COR y jefe de la Confederación Europea de Esgrima.
Tras el resultado de la asamblea olímpica celebrada hoy en Moscú, Pozdniakov sustituye al frente del COR a Alexandr Zhúkov, que dirigió desde 2010 el movimiento olímpico ruso y que deja el cargo para centrarse en sus labores en la Duma o cámara de los diputados rusa.
Popov, doble campeón olímpico en Barcelona 92 y en Atlanta 96 en los 50 y 100 metros libre, aseguró al presentar su candidatura que llevaba "mucho tiempo" participando en el movimiento olímpico, conocía "todos los problemas" y sabía cómo solucionarlos.
El exnadador fue miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) entre 2000 y 2016.
El presidente ruso, Vladímir Putin, remitió un mensaje a la asamblea en la que aseguró que el movimiento olímpico ruso tenía por delante objetivos muy importantes y que de su cumplimiento dependía el "futuro" del deporte ruso.
Y destacó la importancia de garantizar al restablecimiento de las posiciones del país en el mundo del deporte, participar activamente en las actividades de las federaciones internacionales y reforzar la lucha contra el dopaje, que consideró un objetivo "prioritario".
Alexandr Zhúkov vivió en los últimos años los mayores escándalos de dopaje de la historia del deporte ruso, que han convertido a este país en un paria en el movimiento olímpico.
Debido a las acusaciones de dopaje, el equipo de atletismo no pudo participar en los Juegos de Río de Janeiro y el equipo olímpico tuvo que competir con bandera neutral en los Juegos de Invierno de PyeongChang, lo que el Gobierno ruso consideró un "humillación".