Antes de que Carlos Sainz se vistiera de rojo, el piloto español estuvo en Toro Rosso. El segundo equipo de Red Bull se convirtió, durante varios años, en una antesala más que prometedora de muchos jóvenes que soñaban con pilotar en la Fórmula 1 uno de los mejores monoplazas. En la época de Sainz en la marca austriaca, durante cinco temporadas, su evolución fue más que patente. Sin embargo, emergió otro piloto de una características inigualables: un tal Max Verstappen. Ambos fueron compañeros de equipo en 2015, pero Red Bull tenía clara su apuesta.
"Durante mucho tiempo vivió a la sombra de su padre. Se le cargó injustamente con la imagen de ser el hijo mimado de un piloto de carreras mientras que, por el contrario, Sainz tuvo que luchar constantemente para salir adelante. Era rapidísimo en las categorías pequeñas. En su primer test de F1 en Silverstone, desde el principio, fue ligeramente más rápido en las curvas rápidas que Sebastian Vettel, que, en aquel momento, era nuestra referencia", explica Helmut Marko, el asesor más fiel que tiene Red Bull actualmente.
Para Helmut Marko, la etapa de Carlos Sainz en Toro Rosso fue superlativa. Explica lo contentos que estaban con él, pero reconoce que tuvo mala suerte al coincidir con Verstappen en el box. El neerlandés dio rápidamente el salto a Red Bull, mientras que Sainz tuvo que salir del contexto austriaco para librarse un nombre en el Mundial de Fórmula 1: primero con McLaren y luego con Ferrari.
"Sainz es, sin duda, un gran piloto. Estuvo casi a la altura de Max en Toro Rosso. Lo malo para él es que tuvo la mala suerte de tener a Verstappen como compañero de equipo. El ambiente entre los dos en Toro Rosso era bastante tóxico. Con la configuración que teníamos entonces, no veía la forma de mantenerle con nosotros, así que Carlos pasó por Renault, McLaren y luego ha recalado Ferrari. Sainz estaba casi al mismo nivel que Max Verstappen... casi. Pero cuando tuvimos que elegir entre Max y Carlos, estaba claro lo que debíamos hacer", zanja Marko.