Cabeza de turco

Por Jesús Pulido

La destitución de Pablo Alfaro como técnico del Recre suena a más de lo mismo que ya hemos vivido temporadas atrás en el Decano. Cuando la gente se vuelve al palco para pitar y para sacar los pañuelos, el que termina saliendo del club es el entrenador de turno. Ya le ocurrió a otros como Víctor Muñoz, Manolo Zambrano o Javi López. Pagaron el pato del descontento generalizado de la parroquia albiazul.  
Con los números en la mano, quizás el despido de Alfaro esté absolutamente justificado. Han pasado ocho jornadas de Liga y el equipo no ha sido capaz de lograr un triunfo y sólo ha marcado tres goles. Pero también es verdad que ha trabajado con dos enormes desventaja. Por un lado, las lesiones, por otro, una plantilla mal confeccionada y con jugadores que, en su gran mayoría, apenas compitieron la pasada campaña. Es decir, que ha tenido a sus órdenes un plantel de "desacostumbrados" a jugar. Puede que eso no sirva como excusa, porque, indudablemente, el equipo podría haberlo hecho mucho mejor de lo que lo ha hecho. Pero, al menos, sí que hay que tenerlo en cuenta a la hora de hacer los análisis.  
Lo que sí está claro es que de aquí ya no se mueve nadie más. La cabeza de Alfaro ya ha sido ofrecida a modo de sacrificio a una afición que no la había pedido. Parece que los dirigentes albiazules siguen actuando por mimetismos, por analogía con temporadas anteriores. Quizás no se han dado cuenta de que lo que pide la afición no es que se vaya el entrenador, sino que se vayan ellos. Las últimas pitadas en el Nuevo Colombino lo dejan claro. “Consejeros, dimisión” rezaban las consignas y los gritos de los aficionados. En ningún momento se ha oído un “Alfaro vete ya” o alguna frase similar desde la grada.  
Al final, y como siempre, el entrenador al paro, pero aquí nadie asume su responsabilidad. ¿Dónde está Alfonso Serrano? ¿Es que nadie le va a culpar por haber tenido que destituir otra vez al entrenador que ha recomendado para llevar a cabo el proyecto? Y de los fichajes y la confección de la plantilla, ¿tampoco va a asumir responsabilidades? Terminará su contrato en junio y se irá de rositas de Huelva. Y si no, al tiempo ¿Y qué me dicen del consejo de administración? Han engañado a los aficionados con balances ficticios y han gestionado de manera deficiente el dinero y los recursos del club pero no mueven el culo del asiento.  
Aquí todo el mundo agarrado al sillón, menos el único que no puede hacerlo, y que, por cierto, es siempre el mismo, el entrenador. Miedo me da esto. Se está poniendo la cosa muy fea y no me quiero ni imaginar que llegue el final de la Liga y el Recre termine bajando a Segunda B. Y encima inmerso en el concurso de acreedores. A ver quién es el Superman que viene ahora a salvarlo, porque dudo mucho que el alcalde aparezca (ya no va al estadio hace mucho), y para lo que hizo mejor que se hubiera quedado en casa.