Fracasó la regeneración; tiempo de reconstrucción

La Liga del Sevilla ha vuelto a ser vulgar, mediocre, mediana y absolutamente decepcionante. Lo dicta que su techo en la clasificación es la novena plaza, precisamente la que ocupó la pasada temporada. Si la amarra en la última jornada incluso podría clasificarse para Europa de rebote, pero eso tampoco sería óbice para empezar a plantear ya la reconstrucción de la plantilla para el próximo curso.

Pongámonos en situación. Que el Sevilla acabe en la mitad de la tabla de Primera no es un drama, ni una hecatombe. No lo es. La tragedia en fútbol para equipos como el nervionense equivale a descenso, así de claro. Lo demás serán fracasos, decepciones, enfados, pero dentro de la métrica que la historia del club, la global, no la reciente.
Se quiera o no, además, esta ciudad evalúa a sus equipos por tres parámetros, lo que hace, lo que deja de hacer y lo que hace el eterno rival. Así pues, la novena plaza es sangrante porque el Sevilla se puso como objetivo quedar entre los seis primeros al comienzo de la Liga, es sangrante porque ha tenido oportunidades de sobra para engancharse a ese tren europeo de primera fila y es sangrante porque el Betis sí lo ha hecho.
Contextualizada ya la verdadera situación del Sevilla en estos momentos, y pendiente incluso de una clasificación europea que tendría sus dificultades (dos previas veraniegas antes de la fase de grupos de la Liga Europa), tendrá que plantearse el club hispalense, al efecto José María del Nido y Monchi, cómo reparar ese peligroso descenso de nivel del equipo, que si bien a día de hoy no provoca un drama ni una hecatombe deportiva, sí que se asoma al precipicio de continuar por la misma tendencia.
Así bien, se encuentra el Sevilla, en el plano deportivo, en una situación complicada. Complicada porque debe reconstruir un equipo que está más cerca de precipitarse al precipicio que de alcanzar cimas. Y complicada porque el primer intento de permanecer en los puestos nobles de la Liga ha fracasaso. La regeneración del Sevilla, esa que ha puesto en marcha sustituyendo a grandes futbolistas por otros a la postre medianos, regulares y muchos malos ha fracasado rotundamente. Se mantiene el Sevilla en su nivel mediano al menos por Jesús navas y Álvaro Negredo, incorporado al equipo hace una década el primero y hace cuatro años el segundo. Desde entonces la regeneración de la defensa ha fracasado, quizás la línea con mayor estupor; el centro del campo, también, hasta el haz de luz de Kondogbia, la aportación intermitente de Medel y la de Rakitic, que ha dado un buen año... tan malo como fue el anterior, pero en el equipo se quedan Cigarini, Guarente y alguno más; y en el ataque el rendimiento lo siguen ofreciendo los mismos, Jesús Navas y Negredo, para qué hablar de Manu del Moral, Babá, Reyes, Stevanovic...
A todo ello hay que sumar la nula apuesta por la cantera. Hasta Alberto Moreno, ningún jugador de la casa había subido para hacerse con un hueco de verdad, ningún entrenador ha dado esa confianza necesaria. Los Luna, Campaña, Luis Alberto, Salva, Bernardo, Jozabed... no han aportado esa frescura necesaria a la plantilla, que por tanto tampoco ha encontrado fuente regenerativa desde dentro.
Por tanto, por esa regeneración malgastada entre errores y falta de confianza, se encuentra ahora el Sevilla ya no ante una regeneración, sino ante toda una reconstrucción en toda regla. Tendrá que encontrar sustitutos Monchi no solo para las soluciones fallidas (Babá, Stevanovic, Alexis, Hervás, Manu del Moral, Reyes, la mayoría de los cedidos), sino también para los válidos, para los que mantienen al equipo a salvo de la quema, porque ellos serán los primeros que encuentren la puerta de salida debido a la necesidad de ingresos del Sevilla. Un Sevilla que sin Negredo, Navas, Kondogbia, Rakitic... un Sevilla que sin la mitad de ellos pasa de ser un equipo mediocre a un equipo que coquetea con el peligro.
El Sevilla de la próxima temporada, pues, haya Europa o no, se enfrenta a una reconstrucción completa en la que al menos tiene una base fiable, un buen entrenador, algo con lo que no contaba desde hace varios años ya. No un proyecto de entrenador, sino un entrenador consolidado. La cuestión es qué proyecto tendrá en sus manos Emery.
Que vaya siendo consciente de que va a tener que construir un equipo nuevo, veremos si con mimbres o no.
 
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