El sociólogo Matamala
La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Matamala fue en el Recre un jugador normal. Del montón, se podría decir. Si hacemos una lista de todos los que han vestido la elástica albiazul en estos casi 125 años, pondría la mano en el fuego sin quemarme en afirmar que él no estaría ni entre los doscientos ni entre los trescientos más significativos de la historia. Pero parece que en el análisis del entorno, de lo que supone el Decano y sus circunstancias, él se ha autoproclamado un experto analista, más incluso que algún historiador local. Y sus curiosas conclusiones las expresa ahora, a mil kilómetros de distancia. Anotado queda.
Decía el catalán hace poco, y cito literalmente, que “en general, el ambiente en Huelva alrededor del equipo no suele ser bueno, vaya éste mejor o peor”. Y se ha quedado tan ancho. Pues no, querido; por apenas tres días que tú pasaras aquí (con más pena que gloria, por cierto) no puedes categorizar ni ser ventajista. No tienes ni idea de cómo respira esta afición, ni cómo apoyó en 2ªB a punto de irse al hoyo en los 90, ni cómo llenaba el antiguo Municipal cuando el Decano estuvo en Tercera, ni cómo acompañaron los fieles a los suyos tras descensos frustrantes o ascensos que se escaparon en el último suspiro. Pero te ha quedado muy bonito eso de tirar la chinita ahora que estás lejos, porque cuando pululabas por aquí no osaste decir nunca algo similar. Sobran las palabras. Porque tu etapa -y la del equipo- fuera triste y la afición, como hoy día, no estuviera enganchada por mil motivos, creo que es bastante feo eso de aprovechar el río revuelto para sacar tajada. Pero allá tú y tu clase.
Verás, Jordi: es como si yo vivo en Cataluña tres míseros meses y, por una mala experiencia personal que sufriera, me da por afirmar que en esa región absolutamente todos sus habitantes rezuman antipatía, tirantez y sosería. Yo jamás me atrevería a decir eso, porque sé que en esa tierra hay gente maravillosa aunque haya muchas personas que se crean superiores al resto de la humanidad por no sé qué extraña teoría. Pero como soy periodista, y no sociólogo, igual ando equivocado, claro. Ya me lo explicas tú.