El repartidor de ánimo
La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Hay quien puede presumir de títulos, de años en la élite, de mágicas noches europeas, de arte, de salero y de no sé qué más. Otros lucen con orgullo ser más que un club, lo extremista que es su hinchada o supuestas simpatías por el globo. Aquí no podemos presumir de cosas como esas, claro. El Decano es un club demasiado pequeño, humilde y singular como para ello. Y ahí está su encanto, que es capaz de provocar que, pese a vivir año tras año palo tras palo, se llegue a creer en él hasta casi sin motivo. No sé si eso es tener fe, pero se le parece mucho.
Aquí nos enorgullecemos por cómo viven esos recreativistas que, sin ayuda, son capaces de levantar de su sillón a la gente para que se una a la causa. Aquí celebramos como gran logro que fuimos capaces de superar los 12.000 aficionados ante el Córdoba; aquí sonreímos por cantar un tanto sobre la bocina que nos dio un empate que nos coloca octavos de Segunda; aquí disfrutamos porque, mucho tiempo después, equipo y afición son capaces de darse la mano, de cantar unidos, por saber sufrir juntos. Con eso, conque nos den sólo un poquito, nos conformamos: luego dirán que el recreativismo sólo sale a relucir cuando el equipo gana; sí, será por lo tanto que vence este equipo. Pero todo esto, que parece banal, no será tan irrelevante cuando muchos siguen esperando nuestra caída; pues se siente. Si hasta una evidencia como el ser el club más antiguo de España tiene que ser defendida a capa y espada, así se hará, no lo duden. El Recre es el mejor repartidor de ánimo que hay en Huelva y eso vale mucho más que cualquier título.
Contagiado aún por la locura final vivida el día anterior, una pequeña criatura se despertó el domingo gritando “¡sí se puede!”. No entendía mucho de qué iba la historia, pero no seré yo quien le quite la ilusión, por supuesto. Ni le diré nunca que las coincidencias con lo de El Rocío igual no tienen nada que ver, que la Virgen está para otras cosas… aunque un rezo a la Blanca Paloma buscando otro milagro no vendrá mal. Eso seguro.