El eterno retorno
La platea de Juanma G. Anes
Huelva Información
Por muchas vueltas que dé la historia, al final siempre estamos como al principio. Debe ser que aquello del ‘eterno retorno’ que estudiamos en Filosofía es incuestionable.
Reaparece estos días –otra vez- el pesimismo en el entorno albiazul por la falta de respaldo de la afición pese a la buena marcha del equipo. Incluso hay quien afirma que con sólo 5.000 espectadores en la grada “es imposible ascender”. Pues no, mire usted, eso es tan falso como un 30 de febrero o la risa del iluminado de Arturo Más. Que sería infinitamente más agradable que las hordas recreativistas poblasen el estadio hasta reventarlo no lo niega nadie, pero no olviden que los que cumplen o incumplen los objetivos son los que se mueven sobre el césped, no quienes les animan o les sacan pañuelos. Yo no veo en Almería a 20.000 tíos desatados animando como griegos y ahí sigue ese equipo en Primera; tampoco creo que el Betis haya bajado a Segunda por falta de apoyo de los suyos sino al contrario y, sin embargo, dio con sus huesos en el pozo. Al Alcorcón, con una hinchada bajo mínimos, le faltaron escasos milímetros para subir hace un par de años, y cuando el Numancia lo logró la media de espectadores que tenía los Nuevos Pajaritos era digna de estudio. También podríamos hablar de lo del Getafe, Mérida, Extremadura… o del Éibar, que no llena Ipurúa ni ahora.
Siempre que me plantean el asunto de la irregular fidelidad del recreativista digo lo mismo: somos los que somos, y punto. Los incondicionales que van ahora son tan grandes como los 3.000 que purgamos entre ‘Mármoles Macaeles’ y ‘Boliches’. Ya habrá tiempo para saborear más que nadie la gloria cuando ésta llegue… si es que llega. El día que toque, todo el mundo se volcará con el Recre y nos alegraremos, por supuesto, que aunque nos cueste demasiado levantarnos del asiento, también en las malas sabemos dar el paso al frente. El Decano estuvo a punto de bajar a Tercera con Villanova y el Municipal cambió de la nada al todo como por arte de magia. Esto es Huelva, es lo que hay. Los milagros, a Lourdes.
