Antoine Griezmann, el 'marido de la pedagoga'
Por favor, indica por qué quieres reportar este vídeo:
-
Gurpegi, cuando te incluya entre mis monumentos
-
Jose Iragorri, fulgor en la Universidad
-
Peñas del Athletic: ¡qué lugares!
Nombre de peluquero tiene este futbolista de apellido “Gris…man”. El marido de la peluquera, grandísima película francesa, se llamaba “Antuán”. Escrito como suena. Enamorado el hombre de esa peluquera hasta la obsesión de no entender el futuro si no era unido en matrimonio a ella. Tan emotiva era la relación que el canario Pedro Guerra le puso música y la mayor parte de la letra…
Es francés también este hombre del que aquí se pretende hablar y parece no llegar la hora de engancharle, escurridizo es, ratoncito de campo obsesionado con meter la pelota de reglamento en una portería…
Es el antidivo. Huye de lo mediático, aunque razones no le falten para subirse a la chepa de Cristiano Ronaldo a la vez que canta la ´Marsellesa´, como su míster, Deschamps, un hombre, el del banquillo, al que le ha costado horrores dar su brazo a torcer, dislocada su extremidad grita, por “aclamación popular”, como a Del Bosque le sucediera con Aduriz, “El zorro” que se cayó de una quima del roble, se mancó, lo retiraron, Antoine sigue, “Gris…man”, fue dársele confianza y empezar a brillar el astro, como lo hace en ese “Aleti” del ´Cholo´ Simeone, entrenador que provoca el vómito de alguno de los suyos en el primer día de pretemporada. No es mediático. Por sus medidas no destaca, pero da la talla, vaya que sí la da, sus goles han metido a Francia en la final del Europeo. Sin ruido. Se forjó junto al Urumea. Voló al Manzanares. A punto ha estado de proclamarse campeón del viejo continente con el llamado equipo ´colchonero´…
Es un especialista, en su puesto y en lo que hace. El mejor de la Liga de las estrellas. De Europa. Decir del mundo entero provoca vértigo. Pero el otro día, él solito, se la clavó dos veces a la Alemania de Low, quitándole las ganas al teutón de acomodarse sus partes y revolver en la pelambrera del sobaco. Bale versus Ronaldo. Lucha a muerte que no se puede vender porque Gales ya es proeza consumada en la Historia, como Islandia lo es, y es así que en la isla de los volcánicos vikingos no duerme ni Dios…
No es alto…pero da la talla. Y de peso…¡peso pesado!, por lo que incomoda a los defensores, que lo quieren atrapar y como arena de playa bretona…o normanda se les escurre, Qué pesado es este crio…valiente soldado que salta de la barcaza a tiempo de echarle un cable a sus amigos aliados…para salvarles la vida procurando de ese modo honor y gloria a los hijos y nietos de aquella Francia ocupada…invadida por ese loco en ´fure´ cido, al que sin darse cuenta, de modo inconsciente, imitó dejándose una suerte de mostacho más al estilo del gran dictador que ridiculizaba Chaplin en prodigiosa película que al propio Charlot.
Se conoce. Debió de ser. Si no, no se encuentra otra razón, que su chica, esa mujer que sólo ahora, y no antes, sale a escena. Que Erika Choperena, así, castellanizando su vasco apellido…La madre de Mia. Hija de ambos. A pesar del tesoro pedagógico que a buen recaudo guarda, bajadas su guardia por el clamor de tanta alabanza, no reparó en ese bigote que lo trasladaba a la Alemania del tercer ´reich´, extemporáneo sin duda. Él, que semeja al Principito, o al mayor de la cuadrilla del pequeño Nicolás, Nikolás txiki, esos relatos tan tiernos como desternillantes. Goscinny y Sempe al aparato, que venga Gila y lo cuente, ¿Hablo con el enemigo?...Y al otro lado se pone Alemania, la que acababa de derrotar a Italia, galos que vencen para reescribir la historia en venganza. Roma es Italia; el nazismo es Alemania, parece que aquí se peca de injusticia, pero también se dijo que “coge fama y échate a dormir”, y del que lo dijo, ni una pista, oye, como si la tierra se lo hubiera tragado…
De lejos, imposible reparar en ello; mas cuando el realizador pincha el plano corto, bigote que al petit enfant de la patrie le sienta como un postizo diseñado en grafitti por el más cruel de sus enemigos… Para colarse en la final, antes de afrontarla, Antoine se había pasado por la ´pelu´ para limpiar su labio de ese mostacho tan feo y ´malevolador´ que tanto lo desmerecía, fue el Cholo, fue Deschamps, fue un historiador francés, fue Erika Txoperena, sí, habrá sido ella, ese ángel de la guarda que en la tómbola de la vida celebraba en los muelles del Urumea le tocó como premio gordo que uno debe guardar con el mismo celo que se emplea cuando media oro y el paño es el continente...
Labios limpios, por fin, preparados para el beso que sucede de inmediato al gol desde los once metros, punto fatídico con razón bien llamado, gracias, ´Esvestaiger´, cuidado con las manos, olvidaste que terminan yendo al pan, amasaste el bollo sin percatarte de que en el campo estaba yo, discreto, pero vivo, muy vivo, hambriento de gloria, que no de fama, lo mío es cardar la lana para vestir el juego del a bleu que mi compañero Payet tan bien encarna; la fama, para Ronaldo, un futbolista que los medios inflan como si aire estuvieran metiendo en un muñeco de plástico y gigante. Dicen, hasta el hartazgo, que el “bicho” de Madeira se quedó suspendido en al aire distando 79 centímetros del suelo y paralelo casi al travesaño de una portería…
Sé de qué va la cosa, pero cansa así que uno se tape los oídos con cera y le coloquen orejeras. En Francia se está rodando una peli. Previa convocatoria de un casting. A su llamada acudieron galanes, princesas, artesanos, obreros, artista invitados…y una legión de figurante de toda clase y condición. Me chivan los cinéfilos que tú acudiste animado por tu familia, la cuadrilla y seres queridos en general. Didier, tu entrenador, equiparará tu figura a la de Laporte, que no fue convocado, y la de Benzema y Valbuena en la convocatoria, que se quedaron fuera para que no se desatara una rebelión en las granjas parisina y marsellesa. Fuentes fiables, y muy cercanas a mí, que con Benzema y Valbuena en la llamada del seleccionador, tu suerte, Antoine, no habría sido la misma. No lo sé. Tan sólo aventuro que la vida es sueño, y el fútbol, un juego impredecible, tanto, que la definición más certera dejaba la puerta abierta a los sucesos en término de infinito y en grado de fantasía.
El marido de la peluquera: mtoine y Matilde, o…erase una vez la historia de un hombre obsesionado con una sola cosa: casarse con una peluquera, y se casó. Y en la ´pelu´ de peli, Antoine cantaba y bailaba para ella canciones del moro. Empezabas a hacer tus pinitos en el mundo del Euskera…cuando te llamaron de la capital del Reino para que a orillas del Manzanares hicieras lo que mejor sabes hacer, y llevarlo a cabo con sutileza, sin alharacas ni histriónica parafernalia: desequilibrar el orden defensivo rival así te pusieran delante barreras defensivas mas exageradas que las barricadas que tus mayores levantaron con la sana intención de que, en la segunda década de este siglo que vendría, en europeos como éste que se alimenta de lo espiritual que emana de un balón de fútbol, con la intención, decía, de que en un estadio de fútbol francés, de menos a más, desde lo estático a lo estético, desde la duda hasta el éxtasis de los sentidos, pudieras desequilibrar la igualdad que roclama la marsellesa. Sirviéndote de libertad que te es concedida al partir desde la pizarra como media punta. Con respecto a la fraternidad, ya lo dijo José Saramago: “Ningún ser humano está obligado a amar a su semejante; sí, empero, a respetarlo.
Y fue así que, partiendo de la libertad que te regala la constitución de tu país, desigualaste un partido que al neutral se le antojaba parejo: uno de penalti, y otro con el recurso de los tacos delanteros de la suela de la bota izquierda. Gato con botas. Principito valiente. Futbolista que, al liberarse de un bigote como postizo que le sentaba como una alubiada con sacramentos que se receta como infusión para una criatura afectada por el síndrome de Menier, sin ese mostacho, en fin, que desviaba la mirada del ávido y entendido espectador forzándole a reparar de seguido en el dedo, y no en la luna. ..
Bien afeitado, por Dios, cuánto cuesta a veces exteriorizar una simpleza, llevó el agua, su agua, mas toda ella al molino francés de la canción como nana con la que se acuna a los bebés franceses para que el sueño se los lleve a la gloria que habitan los ángeles de la noche…”Bleu, bleu, l´amour est bleu”. El amor es , como el gato triste, azul, me lo enseñaron de pequeñito, cuando la radio sonaba mientras mi madre lavaba la ropa, era domingo a la nochem, un aire de melancólica tristeza apabullaba la atmósfera de la cocina luego del fútbol de aquellos domingos, antes del sueño que intermediaba para que despertar al lunes y sus deberes nos doliera un poco menos, como si anestesiados.
Ya es domingo. El último domingo de este europeo, en el que el imperio del fútbol, utilizando el coliseo mediático en sus diferentes dimensione y formatos, habrá de medir a las selecciones de Cristiano Ronaldo, el hombre que, en su afán de destacar, más salta y grita, y a la de Antoine Griezman, un muchacho que se coló de rondón, y que, desde que se afeitó ese bigote que lo desvirtuaba, ha demostrado ser el mejor futbolista de Europa en lo suyo, de medio campo hacia adelante, desequilibrando partidos, haciendo suyo el balón, levantando la vista, enfilando, la portería entre deja y ceja, el gol como obsesión…
Algo tiene el agua cuando la bendicen. Cuando Marcelo Bielsa llegó al Athletic, a la hora de pedir por esa boquita suya, se decantó por el regalo de Antioine Griezman, que brillaba en la Real Sociedad, Con el deseo expresado, Griezman quedó bendecido. Podría haber jugado para nosotros en San Mamés, luego de haber hecho malabares en el circense escenario de nuestra filosofía. Queríamos a Antoine…y nos dieron a Raúl. Olvidemos por un día lo que queríamos ser y lo que somos, lo que ansiábamos…y aquello a lo que hemos tenido acceso…
Portugal versus Francia. Aunque tan sólo sea para dar una patada en el culo a todos esos zánganos que al mismo tiempo son tontos a las tres, que no gane Portugal, a la diosa Fortuna encarecidamente se lo pido. Que gane Francia para que, tas la victoria de la bleu, Antoine Griezman empiece a despegarse de lo terreno, que se eleve, que levite, importa él y no el dedo que lo señala, ni siquiera el de su chica, Txoperena, la dulce Erika, empapada en llanto la navarra de Bera, que acaba de perder a su hombre porque la carne ya es espíritu que habita los Capos Elíseos , junto al papá de Luis Fernández, que tan pronto dejara huérfano al llamado francés de Tarifa, ese magnífico entrenador de la “Champions Luis” (que decía Jose Iragorri), el niño Jesús de José María Arrate…
Griezman, en el cielo, un espacio sin dolor.,..liberte´, egalité, fraternité. Las tres premisas. Los tres derechos. Todo ello después de haber convertido el césped de Saint Denis en el metafórico reguero de sesos de esa monstruosa quimera en la que todo lo que me rodea ha convertido a esa suerte de Coloso de Madeira, Sansón de Valdebebas, de cuyo mito tanta y tanta gente se desayuna, come, cena…y duerme. Que esta noche se convierta en pesadilla merengue. Felices sueños, Antoine.
Un artículo para ElDesmarque Bizkaia de Luis Mari Pérez 'Kuitxi'.
No gano Francia, pero tu artículo sobre el deportista ese queda para la historia del periodismo deportivo. Enhorabuena! Me ha gustado mucho