Érase una vez en La Florida de Portugalete

Si el periodista no puede salir a la calle y entrar en el campo, será el Campo de La Florida el que venga a él. Lo será gracias a ella. Que no ama el fútbol, pero que sí se gusta de la fotografía. En un plazo muy breve, cuatro joyas han violado esta casa en cuarentena. Saramago decía que "yo no invento; sólo miro por detrás de lo que ya existe". Cuando "por detrás" significa pasado. Modo verbal, sin más: uno intuye y siente que el tiempo no existe. Que todo es cuestión del fotógrafo. Del color del cristal, del grosor de la lente a través de la cual miró, miraba, está mirando.

Clava sus ojos en el campo mientras me dice: "imagina"... Imaginar significa describir escribiendo mientras uno mira. Se fija. Y no empezará a 'hablar' hasta que no esté seguro de que lo que dice es verdad. Tiene a todo un barrio esperando. Sus vecinos. De la época, cuando ese instante era épico, pocos, la verdad, menos, muchos menos de lo que él quisiera y ElDesmarque Bizkaia necesita.

Pero, aunque sólo fuera por Jose Lorenzo Gallastegi, este trabajo descriptivo habría merecido la pena. Esta tarde lo vi pasar, a través de la ventana. Subía no sé de dónde. No hay bar para su 'partida'. Se habrá buscado medicamento en farmacia. Porque perro no tiene el hijo de Antonia Gallastegi, la 'mama grande' de La Florida.

Si Jose pudiera. Si Jose quisiera. Jose 'el tendero'. Jose 'el segalari' de la General para alimentar con la hierba a sus vacas. Mira, Jose, tu campo que es el mío... que es el nuestro... que es el de La Florida... y el del resto de Portugalete...

Una vista preciosa por inusual. Como tomada desde la casa de Narciso, el 'alcalde de La Florida'. A la izquierda, al fondo, las casetas justo detrás de la portería que a su espalda tenía y tiene ese terreno llamado 'Los Llanos'. En este campo, años atrás y llegamos al mil novecientos treinta y tantos, mi tío Leandro y tu hermano Antón  jugaban ante la presencia protectora de Lucio, músico meritorio de la Banda Municipal de la Noble Villa... ¡Esas nubes deshilachadas... ese cielo de mi infancia!

Tremenda. Apoteósica. Apostado en un alto sobre la campa de Los Llanos, el fotógrafo a las puertas del atardecer. El partido, en juego. A la derecha, el graderío abarrotado. La casa erigida en 1920. La casa en la que tantos nacimos. Grumete Diego número uno. Otras la siguen. Hay que merecer. El Club Portugalete nos escogió para asentarse y perpetuarse: ¡ya van 111 años! De vida.

Detrás de la portería del fondo, otro fondo, el decorado de la Bizkaia de Benito Lertxundi: "buruan orlegi / bihotzean sua". La estampa soberbia del Argalario surcada por el meandro que dibuja el funikular en su ascenso hacia Larreineta. Detrás, el Ganerantz en ligero ascenso hacia la cumbre de su izquierda. Pico señero que te muestras como un sol naciente de hierba. Pico donde la nieve cuaja para que en La Florida se sepa. Macizo de Grumeran. Montes de Triano. Será otro día. Hoy, Portugalete sólo tiene ojos para el Portu en La Florida.

Con todas las banderas. Con el tejado a dos aguas protegiendo las puertas de entrada. Con las casas en plenitud. El vallado y el muro muy blanco. Dos hombres haciendo guardia. Hoy puede ser un gran día. Cuando no era a la mañana. Cuando el Portu jugaba siempre a la tarde. Piñones. Pipas. ¡Hay fanta y cocacola! Soberano es cosa de hombres.

Esta es mi casa. Porque tú eres el campo donde jugué. Porque encima tienes el cerro [Kanpazar] que te domina. Porque hay un depósito oculto que te da el agua. Porque Alberdi te vigila. Porque en la casa con Ambigu adosado vivían tíos y tías, nacieron primos y la ropa de los jugadores se lavaba y se secaba al sol, sobre palos y alambres que nos servían de portería. Porque tú eres el feudo en el que el utillero Demetrio Villa reinaba, tremendo ascendente el suyo sobre unas plantillas que lo adoraban.