El Portugalete se baja del tren de Las Rozas
Desenlace cruel. Como si la trama del Beasain vs Portugalete hubiera sido urdida por el mismísimo diablo. A los 'vagoneros' les servía el 'empate de la Federación' para viajar a Las Rozas donde ya los espera la Txantrea. Los de 'oro y hulla' se volvían a ver las caras con la que había sido su bestia negra en el torneo liguero: [2-1] en Loinaz, [0-2] en La Florida, partido crítico, punto de inflexión para un Portugalete que se empezó a desmoronar al haber tocado fondo la condición física de una plantilla que no tenía repuestos a la altura de su once de gala.
Fue a falta de dos jornadas para el final de la liga, segundo tras un Deportivo Alavés B virtualmente campeón, que el máximo mandatario del 'Portu' decidió cesar a Germán Beltran, técnico con el que los de La Florida llegaron a distanciar a los 'minibabazorros' en seis unidades. Era tal el panorama que en los mentideros de este enrevesado grupo se llegó a colgar el cartel de no hay billetes sino para este líder intratable que dirigía el técnico turolense.
A falta de dos partidos. Segundo clasificado. El que llegó a ser la solución había pasado a convertirse en el problema. ¿Por qué? ¿Acaso una suerte de castigo por haber extraviado las papeletas que maneja el campeón? ¿Confianza perdida en sus maneras de hacer? ¿Miedo? ¿Pánico? ¿Buscar un hombre mejor para ascender de categoría por la vía del play off?
Difícil. Complicado. Diríase que imposible de entender.
Entraba Aketza González Arana. Un entrenador con pasado reciente en el Santurtzi. Por qué. Podría ser que se estuviera actuando apelando a la Fortuna, o a modo de sortilegio, cambio de cromos, moneda al aire: si sale cara, la vida; si cruz sale, la muerte. No son conjeturas. De trances tales sabe un montón Ezequiel Loza: dos veces buscado para elevar al Portu a la Segunda División B, otras tantas cesado militando en ella.
Sucesos como estos se deben recuperar para poder entender el errático proceder deportivo de la junta directiva presidida por Rivacoba Zurimendi. "Me gustaría dejar al Club Portugalete asentado en la Segunda División B". Complicado el asentamiento cuando las apuestas deportivas se tornan inestables.
Luego de tres empates [0-0] se presentaba el 'Portu de Aketza' en Zubieta en una de esas mañanas enteramente primaverales. Una tribuna repleta de 'vagoneros' y 'jarrilleros'. A sus pies, un precioso rectángulo verde medidas UEFA. "Ojalá pase algo", desde el lado gualdinegro. "Ojalá nada pase", musitaba Igor Gordobil, técnico del Beasain. Y fue así que la mañana se empezó a decantar entre la apuesta por la nada y esa otra que se alimenta de la creación.
"La Fortuna sonríe a los audaces". De una frase de la Eneida se sirvió mi compañero Asis Martin para dar inicio a una de sus crónicas recientes. Audacia. Atrevimiento. Se habla del Portu. Reculemos. Ni un paso al frente. Es el Beasain el que se expresa. Era tal la obsesión por el cierre de filas que, ya de vuelta en La Florida, Sergio García, el zurdo de oro en su día nominado por Germán Beltrán, habría de confesar al cronista lo pasmado que se quedaba al ver que el Beasain no le salía a la presión con el balón en los pies.
Saques de banda. Balones detenidos. Así atacaban el área del Portu los vagoneros. Pelota al verde. Combinemos. Avancemos decididos mediante la asociación. El Portu arriesga. Demasiado. Conducciones temerarias en zonas infructuosas. Pérdida o robo. Qué más da. Estaba cantado que el Beasain habría de vivir de errores tan gruesos.
Por delante en el marcador. Ardía Zubieta al sol primaveral del mediodía. Café tostado y molido. Lo sirve Sergio García al segundo palo. Marca Kevin Calle con la derecha de manera similar a como lo hizo Asier Villalibre en el segundo tanto que el Athletic Club le encajó al CA Osasuna.
Se trataba de hacer el partido largo. El Beasain, para convertir en victoria el empate; el Portu, para desequilibrar el electrónico dejando a su rival desarmado. Hasta el 91' se había estirado el tiempo merced a un Portu audaz y virtuoso.
Resultó, de manera sorpresiva, que lo que el Beasain había sido incapaz de hacer se lo puso en bandeja de plata el Portu por no cortar con una falta muy simple la salida en transición de un Beasain que llevó al extremo el regalo del Portu, que en muy mala hora olvidó aquello de "al enemigo ni agua".
El ala de la tribuna de Zubieta ocupada por la afición vagonera se echó a volar luego de llegar a sentir que sin alas los había dejado el sofocante aliento jarrillero. Por pretender hacerlo todo a pelo; por no usar protector. El Portu buscaba con ansia su orgasmo. Le traicionaron las ganas.
Tantos fines de semana cumpliendo en su lecho de hierba como jabatos lo habían dejado extenuado. "Es Mayo", canta Imanol Larzabal, "sobre el Serantes las nubes son peces contaminados". Jorge Mediavilla desciende del autobús abatido. Sergio García se dejaría querer por este Portu que hace una década lo hizo enloquecer.