[Opinión] Irene Larra, heroína de su propia narrativa
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El timing que tiene El Ministerio del Tiempo para ciertas cosas es increíble. Como si hubiese estado preparado, el episodio de esta semana ha tocado un tema que está de actualidad en nuestro país. Al mismo tiempo que se aprobaba una nueva ley LGTB+, la serie nos mostraba por primera vez en profundidad el pasado de Irene Larra.
Esta correlación, a priori sin mucho sentido, es más potente de lo que parece. Para empezar está la cuestión de que Irene es un personaje rara avis. ¿Por qué? Pues porque en muy pocas series españolas podemos ver personajes abiertamente LGTB+ sin ser estereotípicos. Normalmente son objeto de burlas, arquetipos manidos y sin mucho desarrollo que solo sirven para satirizar una realidad muy complicada en nuestro país. El ejemplo más claro está en las comedias como La que se avecina, donde son objeto de risas y apenas algo más que su etiqueta.
Irene Larra es, en cambio, como decimos, un rara avis. Llena de matices y complicaciones, Irene ha sido villana, heroína, abogada del diablo, golpista dentro del Ministerio… Ha sido y es parte fundamental de la patrulla, actuando como maestra de Amelia y como personaje de apoyo para Julián. Guerrera, divertida, sarcástica y ácida, Irene Larra es una fan favourite por muchos motivos. Uno de ellos es, obviamente, por ser un personaje no heternormativo realista. Muchas son las chicas y mujeres que necesitan de un rol fuerte en nuestra ficción, alguien con quien identificarse, o incluso alguien que simplemente comparta su manera de sentir. E Irene cumple con todo ello.
No obstante, como se apuntaba anteriormente, Irene Larra no es su sexualidad. Es un rasgo más de ella, y resulta imprescindible para perfilar cómo se relaciona con el mundo, pero hasta ahí. Su sexualidad no es algo anecdótico sino que se trata con total naturalidad.
El triunfo de Irene esta semana dentro de su propia narrativa es algo poco, o me atrevería a decir que nada, visto en nuestra ficción. Más allá de los dramas de época de sobremesa donde ha habido relaciones entre dos mujeres (Amar en tiempos revueltos, Seis hermanas), en las demás series la lucha por ser quien se es pocas veces se ha tratado con tantísima contundencia. Irene dice abiertamente en su entorno que le gustan las mujeres y no recula, a pesar de tenerlo todo en contra. Al contrario de lo que pudiese parecer, ella triunfa y vive su verdad a través del tiempo.
Conocer la vulnerabilidad de la agente del Ministerio respecto a la inferioridad en la que vivía en su época nos ha dado un matiz más sobre su personalidad. Nos ha enseñado por qué Irene vive su sexualidad con tantísima frontalidad. Ella vivió oprimida toda su vida, y en nuestra época puede ser libre.
Es importante resaltar cómo de importante ha sido ver a Irene en el pasado para comprender por qué se hace una nueva ley LGTB+. Nos ha dado perspectiva histórica. Irene pertenece a 1961, que si se piensa fríamente son poco más de 50 años. 50 años en los que personas como ella, pero reales, llevan luchando por conseguir derechos fundamentales. O dicho de otra forma, hace poco más de medio siglo en nuestro país te encerraban en un sanatorio por ser homosexual.
El hecho de que Irene supere ese bache y lo haga con el apoyo de su padre es un matiz de positivismo en una coyuntura en la que los personajes LGTB+ no suelen obtener finales felices. Desde aquí he de darle las gracias a El Ministerio del Tiempo por no haber caído en los clichés tan fáciles que existen.
Ojalá Irene Larra sea la primera de muchas.