El Cádiz disputó en Fuenlabrada uno de esos partidos para olvidar, muy distorsionado del verdadero nivel demostrado por el equipo durante el resto del curso. Una pequeña desconexión, que terminó resultando fatal, pero que le sirve como advertencia de lo complicada que es la categoría.
Y es que, con los espectaculares números que han realizado los de Cervera en esta primera parte de la competición, a muchos se les podría haber olvidado que el resto de equipos también suman. Sin embargo, el encuentro en el Fernando Torres quiso ser esa excepción.
Posiblemente, si algún aficionado no pudo seguirlo, podría hacerse a la idea perfectamente de cómo transcurrió. Es difícil entenderlo, pero los amarillos han mostrado 'un partido tipo' en las últimas temporadas, un choque gris, con poco juego, trabado y en el que desafortunadamente, suele terminar cayendo por la mínima.
Ocurrió en Reus, en Albacete, en Oviedo, también en Alcorcón -por citar algunos ejemplos-, todos estos años atrás, pero como espetaba el técnico en rueda de prensa: "Estos partidos no me dicen nada, los olvido". Así que lo mejor es pensar en el próximo compromiso ante un Elche en alza que visita Carranza.
Llegó plagado de lesiones el Cádiz a Fuenlabrada y se marchó con otra más después de que José Mari tuviera que abandonar el terreno de juego dejando al equipo con nueve jugadores. Precisamente esta circunstancia, marcó el devenir del encuentro, pues desde el minuto 25, los amarillos se quedaron en inferioridad numérica por la expulsión de Rhyner.
Al central le faltó quizás algo de templanza para lidiar con el contratiempo de ver una amonestación tan pronto, e independientemente de si fueron más o menos justas, penalizó en exceso a sus compañeros. Aún así, Garrido pasó a ocupar el puesto de central y los amarillos resistieron, al menos hasta el 80', cuando se produjo el tanto local.
Ante la falta de efectivos, Cervera se vio obligado a buscar con los menos habituales esa chispa que todavía con 0-0 en el marcador le permitiera dar la campanada en Fuenlabrada. Sin embargo, ni Quezada, ni Querol, ni Perea -que volvía-, fueron capaces de marcar la diferencia para los cadistas.
A pesar de la derrota, el Cádiz puede respirar tranquilo, pues este año se ha ganado a pulso el lujo de tener un mal día. Pero si por algo se han caracterizado los gaditanos esta temporada es por levantarse, una y otra vez, para volver con más fuerza si cabe a por otra racha que le permita avanzar con paso firme.