Otro café, por favor
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Mermados para recibir al Mirandés
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Un punto con buen sabor: así fue el empate en El Toralín
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Empate valioso en un partido blindado
El Cádiz se estrenó en 2020 sumando un empate que parecía abocado desde mucho antes del pitido inicial. El último tropiezo ante el Numancia puso en alerta a los amarillos, que sin suerte buscaron, especialmente en la segunda mitad, el gol que les permitiera romper la igualdad en un partido espeso, de pocas ocasiones.
Supo bloquear la Ponferradina a los de Cervera, dándoles libertad con el balón, pero tapando sus dos principales vías de peligro, las bandas. Aún así, Iván Alejo fue capaz de apurar línea de fondo en varias ocasiones, pero casi ninguno de sus centros sirvió para que el 'Choco' Lozano los cazara en el área.
Tampoco se encontró cómodo Álex, más retrasado de lo habitual. Sin su figura en tres cuartos de campo, el juego cadista lo notó y terminó pasando factura en su incidencia de cara a portería. Fue en la segunda parte cuando pudo cobrar peso y, gracias a ello, el equipo asedió más la meta defendida por Caro.
A él se unió Perea, habitualmente frenado en falta. El albaceteño volvió a ser el más desequilibrante para los amarillos, sobre todo en el segundo tiempo, buscando sorprender con varios disparos desde media distancia. Precisamente de la combinación de ambos surgió una de las más claras del partido, pero la defensa repelió en última instancia el disparo del alcalaíno.
Quezada, otro más
Parece haberse convertido en habitual que el Cádiz termine los encuentros en inferioridad. Si ante el Numancia le tocó a Salvi, en El Toralín fue el turno de Quezada, una de las novedades ante la ausencia del 'Pacha' Espino. Al madrileño le faltó templanza y su recriminación al juez de línea, ya con una amarilla, terminó penalizando al equipo.
No fue, en cambio, la única polémica del partido. En la recta final, Garrido reclamó ostensiblemente un agarrón dentro del área rival, pero inexplicablemente ni el colegiado ni posteriormente el VAR castigaron la acción, que terminó siendo falta a favor del conjunto local.
Cifuentes se viste de héroe
En un partido de pocas ocasiones, es necesario valorar la respuesta de los guardametas. Yuri, como de costumbre, fue el encargado de liderar el tímido ataque local con varias ocasiones, pero siempre se encontró con los reflejos de Cifuentes.
La guinda a su actuación llegó en el tramo final, cuando se estiró para evitar que el también longevo atacante rompiera el empate con un disparo que buscaba la escuadra. Una intervención salvadora, que bien pudo cambiar el devenir del encuentro sin apenas tiempo para reacción y con un futbolista menos.
El de Ponferrada fue otro partido más que no pasará a la historia del Cádiz. No ayudó la hora, ni su intensidad, para superar la tarde con un solo café, pero al menos se logró espantar los fantasmas de la jornada anterior. Cada vez será más complicado sorprender a los rivales, como quedó latente en El Toralín, pero lo importante es que el Cádiz siga y siga sumando.