Victoria se escribe con B

Cuando Martínez Munuera pitó el final de la primera parte, el Sevilla FC enfiló el
camino a los vestuarios con un 70% de posesión y con menos disparos realizados, a puerta y fuera, que el CA Osasuna. Una estadística que refleja a la perfección cómo de atascado estaba el conjunto de Nervión en busca de la victoria y cómo cualquier equipo de LaLiga Santander sabe ya cómo y dónde apretarle al de Julen Lopetegui. ¿Le habrán cogido el truco? Creo que no. Ahora bien, cuando no puedes alinear a todos tus titulares y algunos de ellos están atravesando un bajón, es relativamente fácil hacerle el partido incómodo al Sevilla FC.

No tiene esa pegada de equipo grande que le haga ganar partidos que juega mal o regular (muy pocos) o disfrutar de victorias cómodas. Sin pegada debes ser casi perfecto en defensa. Pero nunca la tuvo, ojo. Es decir, la temporada pasada halló Lopetegui un camino de excelencia para ganar partidos: juego asociativo extremo y constantes vigilancias defensivas tras pérdidas. Ahora son los rivales quienes adelantan las defensas, sabedores de la falta de velocidad en general del equipo nervionense y que no se puede estar en todas las fases de la temporada en la plenitud física que requiere un estilo como el sevillista.

Quizás por ese plan agresivo del Osasuna apostó el técnico vasco por En-Nesyri y Ocampos en las bandas y Carlos en la punta central, más rápido que De Jong. Pero falló la conexión de la medular con el trío de ataque. Tampoco llegó ese gancho por las bandas, ambas lesionadas antes del descanso. De nuevo un juego muy previsible e inferioridad numérica constante en todos los duelos cerca del área osasunista. O salía la jugada perfecta o quedaba la cosa en manos de un error del rival que no parecía llegar. La pregunta volvía a surgir: ¿tiene un plan B
Julen Lopetegui?

En Bilbao insistió en exprimir a un equipo que no podía con el ritmo que exige
el plan A sevillista, ese juego asociativo extremo. Y la cosa terminó como terminó, sin victoria ante un rival entregado. Pero esta vez la respuesta fue sí: una especie de 1-3-5-2 con Rakitic al mando y nuevas bandas. Aunque empujado por la lesión de Navas, desempolvó Lopetegui su cuaderno de apuntes tácticos. Con doble resultado: aunque sin florituras, estuvo más fluido el juego sevillista y acabó ganando el partido. El CA Osasuna sólo concedió tres regalos atrás: dos penaltis (sólo uno pitado) y un mal paso del portero Herrera. Suficiente esta vez para este Sevilla de fogueo.

No es momento para pedir diversión, sino para minimizar la crisis, coger aire en el parón y poco a poco ir administrando los recursos para que el pico de forma vuelva a estar en el tramo decisivo de la temporada y no en otoño. El Sevilla FC detuvo en seco su crisis y escribió victoria con b, el del plan de reacción de la segunda parte.