También en la derrota
En el fútbol no hay nada más palmario que las victorias, que son las que llenan de felicidad a los equipos y a las aficiones. No hay más que ver el entusiasmo que, por ejemplo, genera el Betis de los últimos tiempos en su hinchada con sus habituales triunfos. El fútbol es ganar. Otra cuestión son las derrotas. Claro que hay derrotas y derrotas, como la que sucedió en Vigo.
Y es que el Betis incluso ofreció en Balaídos su sello inconfundible de equipo competitivo en la segunda parte, jugando con diez futbolistas y con la clara opción de haber empatado o tal vez remontado. Ocasiones disfrutó para otro resultado y los verdiblancos se agarraron a esa máxima de que es muy difícil echarlos de los partidos, con ese espíritu que ha inyectado Pellegrini en los suyos.
Cierto es que la primera parte del Betis fue muy pobre. Sin la intensidad necesaria, el Celta tomó una ventaja que a la postre sería definitiva. Una situación para corregir y que demuestra que en la élite futbolística las desconexiones se pagan caras. Por mucho que después se puedan tener argumentos para revertir la situación.
Con el 1-0 en contra y con un futbolista menos, el Betis de otras etapas hubiera quedado noqueado mucho antes y probablemente el marcador hubiera sido más abultado. Ahora no. Previo paso por los vestuarios, y con los ajustes de Pellegrini, el equipo verdiblanco reaccionó e hizo olvidar que jugó durante más de 70 minutos con un futbolista menos.
Quedarse solo con la segunda parte sería un error y probablemente no aprender la lección para futuras citas. Sin embargo, la competitividad del Betis apareció hasta en los días adversos, con un jugador menos, y mostró ser un equipo con personalidad, consciente de su potencial y capacitado para remontar. No lo hizo, también es cierto, pero hay derrotas y derrotas. Roma espera.