Melancolía por 'Susa'
Toda despedida encierra una cierta melancolía; una suerte de “bilis negra” en la etimología griega de la palabra que Hipócrates asociaba con la tristeza y las cualidades de frío y seco.
La figura de Markel Susaeta entraña una singular melancolía para mí.
Es el encanto de una técnica de juego exquisita que no llegó a despuntar del todo y con constancia en sus 22 temporadas completas en el Athletic Club de Bilbao. Son esas cualidades de frío y seco en su gestión del balón, sin esa pasión de los líderes más carismáticos. Es esa relativa tristeza por haberse mantenido como una eterna promesa con 506 partidos en el Athletic, esa promesa de excelencia de fútbol que no llegó a explotar del todo.
Markel Susaeta iba camino de ser uno de los pocos one man club que pueblan el fútbol profesional del globo. De esos jugadores que, además, casan bien con la filosofía del Athletic por arraigo y querencia.
Sin embargo, algo se torció esta temporada para que esa distinción no fuera posible en su caso; algo se torció para que haya desestimado siquiera analizar la oferta de ampliar su contrato; algo se torció para que nos hayamos enterado de su partida entre gallos y medianoche, entre rumores y sospechas.
Las conjeturas de prensa ubican ese algo que se torció en la dirección deportiva del Athletic.
Mientras que Aritz Aduriz estaba autorizado a decidir o no su continuidad, Markel Susaeta cayó el extraño saco de las finalizaciones de vínculos contractuales, donde también estaban los ya exiliados Ander Iturraspe y Mikel Rico más el probable retornado Xabi Etxeita y el probable descartado Sabin Merino.
A Markel Susaeta –el capitán, el quinto jugador con más de 500 partidos en el Athletic– le tocó caer en esta consideración. Y parece ser que se molestó lo suficiente para meditar y finalmente decidir su salida del club vizcaíno.
Cuando en la mañana del martes 7 de mayo me enteré de su desvinculación con el Athletic, yo también sentí una melancolía propia
Recordé que siempre aposté por la calidad de su juego y su técnica. Recordé, también, el rol de liderazgo que ejerció en el Athletic de 2011-2012 modelo Marcelo Bielsa, en el que disputó los 63 partidos; el único inamovible para el entrenador rosarino. Si bien había sido Joaquín Caparrós quien lo había promovido al primer equipo en 2007, sin dudas fue Bielsa quien supo sacar lo mejor del eibartarra poniéndolo como extremo en un esquema ofensivo 4-3-3.
Recordé cuando en 2008 pasé la Semana Santa en Bilbao y elegí entre la memorabilia de la tienda de San Mamés el llavero con el dorsal '14' de Susaeta. Porque había sido mi apuesta personal. Sin embargo, aquel Susaeta brillante de la etapa Bielsa comenzó a languidecer en su rendimiento y por ende a perder continuidad en el juego. Y así, hasta hoy.
En un día gris en Madrid me toca despedir a mi capitán, a mi elección de jugador técnico, a un jugador educado y que se expresaba con elegancia y certeza en cada entrevista. Me quedo con aquel llavero y con esta melancolía por 'Susa'.
Abrazos para el camino que emprendas, capitán, mi capitán.
Alejandra Herranz, periodista y blogger
@aleherranz