La Grafología sobre el Dibujo del Athletic

En su libro 'Los cipreses de Dios' (1964), el escritor catalán José María Gironella relacionaba el carácter de algunos de los personajes con su forma de escribir, esto es, desde el análisis grafológico de la letra. En el fútbol, el objeto de análisis no es la letra, sino su equivalente: el dibujo, el mismo que un entrenador elige como sistema de juego.

Para la visita del Athletic Club al campo del CA Osasuna por la décimocuarta jornada de la LaLiga Santander, Gaizka Garitano dispuso de su dibujo habitual: 4-2-3-1, aunque con cambios obligados. Con Iker Muniain lesionado para dos meses vista, (por lo menos), el de Derio eligió a Oihan Sancet para que ejerciera la creatividad del ataque, mientras que colocó a Iñaki Williams de '9' y a Raúl García en la banda derecha.

Y en estos cambios es donde talla una suerte de grafología del dibujo futbolístico. Williams rinde con eficacia cuando juega por banda. Raúl García da mejores resultados por el medio en los últimos 25 metros de campo.

En las muestras de escritura se puede intentar disimular los rasgos. Pero la letra no miente: al analizarla desde el final hasta el principio, desde la inconsciencia a la consciencia, afloran los caracteres de las personas; lo que intenta disimularse de inicio asoma en la conclusión. Por eso Williams buscó la banda y Raúl García buscó el centro: no podían jugar desde una consciencia obligada, ajena a su naturaleza futbolística.

Y así se jugó, grafológicamente: lo que en el dibujo inicial era consciencia forzada, se volvió inconsciencia libre.

En un partido algo bronco desde las gradas (es sabida la enemistad relativa entre el Athletic y el Osasuna por cuestiones de cantera y fichajes) y algo menos en el campo, el Athletic acomodó el dibujo a las características de sus jugadores como el río siempre busca su cauce.

A los 8 minutos entró Raúl García por el centro tras un pase largo de Williams por banda y marcó, aunque le anularan el gol con argumento de tango gardeliano: “Por una cabeza”. Fue entre estos dos jugadores en sus espacios más queridos desde donde salieron las mejores jugadas de ataque del Athletic en la primera parte.

(Y a los 37 minutos le pasó algo similar al Osasuna, con su gol anulado; que San Unai Simón estuvo impecable).

A los 20 minutos llegó la revancha del gol: un magnífico Sancet, tras la descarga de Córdoba, por el centro metió un pase a Williams algo escorado hacia el centro de su banda.

La segunda parte ofreció un dibujo del Athletic en el camino inverso: de la praxis al diseño inicial y más defensivo. Perdió inconsciencia y frescura, aunque no por mucho tiempo. Al gol del empate de Chimy Ávila en el minuto 75, (un premio a la persistencia e intensidad del Osasuna), llegó la remontada de Kodro (que había entrado por Raúl García, lesionado) tres minutos después.

El Athletic buscó revertir la experiencia de sus resultados negativos como visitante y lo logró; y, de yapa, acabó con 18 meses de invicto del Osasuna en El Sadar. Son 23 puntos y la quinta plaza en la clasificación, en puestos europeos.

El dibujo inicial desembocó en un diseño pragmático: el esquema a priori dejó sitio al diseño de facto, el que los hechos pedían, el de la naturaleza de juego de los jugadores del Athletic. El análisis grafológico del dibujo primó sobre la entelequia del diseño. Era hora.

Alejandra Herranz, periodista y blogger 

@aleherranz