Víctor Fernández: llamada, rebelión... y triunfo
"Necesitamos ayuda en estos momentos, no perder la unidad". Era el ruego de Víctor Fernández en la previa del partido del Real Zaragoza contra Las Palmas. Una rueda de prensa que no dejó indiferente a nadie y que encerraba una paradoja: el histórico técnico que llegó en diciembre del año pasado cuando su equipo más le necesitaba; el que le sacó del descenso e hizo números de play off durante unos meses muy difíciles; el que escuchó la petición de "Víctor, quédate", en mayo... le pedía un favor al zaragocismo.
En el salvador triunfo ante Las Palmas La Romareda cumplió, la plantilla goleó y otra frase del técnico del Oliver cobró vida: "Tenemos que estar convencidos de que vamos a sacar adelante esto entre todos". Entre todos, o entre los que pudieron. Porque, plagado de bajas, el Zaragoza ganó una auténtica final que le pone quinto y a dos puntos del ascenso directo. Llueve menos.
Víctor Fernández, con seis zaragozanos en el once
Lo hizo con seis zaragozanos en el once titular. Los de la casa pasaron el trago, apretaron los dientes y cumplieron. Delmás -mejoró en defensa-, Clemente -clave en el primer gol-, Nieto -autor del segundo-, Guti -en su línea, excelso-, Soro -detalles técnicos- y Pombo -buen trabajo arriba-, fueron artífices de la victoria y enorgulleceron a Víctor Fernández. Mención aparte merecen otros dos jugadores que no son de Zaragoza pero cuya participación es fundamental. Cristian Álvarez salvó a su equipo cuando iba 1-0 arriba y cuando peor estaba; Luis Suárez sigue a lo suyo, comiéndose cada balón como si jamás volviera a ver uno, retando a carreras mortales a cada defensa rival.
Fue un triunfo en familia. Los zaragozanos, los chicos de Víctor, los que quedaban en un Zaragoza en cueros. Primero fue Vigaray, más tarde llegó la baja de Dwamena, la rodilla de Atienza dijo basta y el talentoso pero frágil Kawaga se difuminó. Las capas de la armadura blanquiazul han ido cayendo como hojas en otoño, desnudando la ya de por sí escasa plantilla con la que el equipo del león salió a la guerra en septiembre. Pero el verse en cueros, desnudo, ha enardecido al Zaragoza. Por fin apareció el orgullo. Bajo mínimos, liberado de todo peso, le dio una gran razón a La Romareda para seguir creyendo.
Rebelión contra lo casi imposible
En septiembre Víctor dijo que la plantilla se había quedado corta... y tenía razón; faltan uno o dos delanteros, un centrocampista, fondo de armario... desnudo, sin armadura pero con orgullo: así tiene que encarar cada batalla el Zaragoza. Habrá mucho que mejorar en todas las líneas y en los despachos, pero mientras tanto los seis zaragozanos, los adoptados Cristian, Guitián, Eguaras, Suárez... sacarán los puntos como puedan. Porque pese a la rutina de la adversidad, las discusiones filosóficas sobre lo que es una crisis y los tropiezos, el Zaragoza está a dos puntos del cielo.
Un triunfo el domingo ante el Almería, forjado en la adversidad y con las probables nuevas bajas de hombres tan importantes como Luis Suárez o Cristian Álvarez, sería rebelarse contra lo absurdo, contra lo casi imposible... y de eso el zaragocismo sabe mucho.