Es Noticia

Las razones del corazón

Caparrós, en la rueda de prensa previa al partido ante el Rayo (Foto: Kiko Hurtado).
Periodista especializado en fútbol nacional

Decía Blaise Pascal que "el corazón tiene razones que la razón ignora", una reflexión que viene como anillo al dedo ante el regreso de Joaquín Caparrós al banquillo del Sevilla FC. Sin ánimo de romantizar, porque la situación del club invita a todo lo contrario, pero es imposible obviar todo lo que hay detrás del enésimo 'sí' del utrerano. Y además es justo.

La alarma de emergencia volvió a encenderse tras la derrota de Mestalla. En la casa de murciélago, como si de Gotham City se tratase, otra vez esa luz en un oscuro cielo. Las cosas del destino. La jornada de reflexión en el Sábado de Pasión y la calma tensa derivó en sentencia cuando se señaló el pitido final en el Coliseum. Una victoria de la UD Las Palmas, trampolín de García Pimienta para llegar al Sevilla, acababa condenándole. Las cosas del destino, pero sobre todo de la falta de previsión.

Como la sirena del recreo para un niño. Así volvió a recibir la llamada del club hispalense. Otra vez. El contacto de emergencia, ese que guardas en lo más alto de tu agenda, nunca falla. Eso es Joaquín Caparrós Camino para el Sevilla. Pese a todo.

Joaquín Caparrós, en su llegada a Sevilla (Foto: Kiko Hurtado).

El técnico volverá a comerse un marrón y a solucionar la papeleta de una parcela deportiva alejada de la realidad. Otro fracaso que deberá amortiguar el utrerano, que no ocultar. Y es que Caparrós, siempre cristalino, pone el pecho cuando es su equipo el que está por medio.

No tenía ninguna necesidad. Vivía una vida tranquila. Pudo haber rechazado esta propuesta como ya hizo con otras en el último año. Pero esta vez era el Sevilla. Su Sevilla. Y ahí son las emociones las que mandan. A sus 69 años va a volver a sentarse en el banquillo de Nervión. Sabía que únicamente será para siete partidos, que ahora pasan a ser finales, por una pésima gestión de la temporada y la planificación de ésta. Nada le importa. Otra vez.

El riesgo es más que evidente, pero solo hay que escucharle: "Tú me ves la cara y eso lo dice todo". Eso es lo que hace diferente a Joaquín Caparrós. Ni mejor ni peor; diferente. Él no entiende de diferencias accionariales ni de malas decisiones deportivas. Ya solo escucha a su corazón. Los que le quieren cruzaban los dedos para que no planchase el traje esta vez, siempre mirando por él y su bienestar, pero nada consigue frenar la llamada cuando emana de lo más profundo de uno mismo.

Caparrós conoce la tarea y la receta para acometerla. Por eso le llaman. Ya lo hizo antes. Desde el día uno exigirá y pedirá que se le exija, pero cuando su última misión finalice, el Sevilla debe concederle el sitio que merece su figura en el club. Cuidar y mimar a quien te ha demostrado que ha estado contigo en los momentos más duros. Ese que desoye a la razón cuando quien habla es el corazón. Aún están a tiempo.

Escribir comentario 0 comentarios
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar