El fútbol somos los hinchas
Hola a todos, soy periodista pero no me gano la vida ejerciendo el periodismo deportivo. Cuando voy al fútbol lo hago como un hincha cualquiera. Sin más apellidos que ‘malaguista’. Estoy aquí porque me invitan a compartir unas líneas de tanto en tanto y creo que puede ser divertido. Así lo haré hasta que deje de serlo.
Cuando me preguntan si me gusta el fútbol, la respuesta suele ser negativa. “No me gusta el fútbol; sólo soy del Málaga”, suelo explicar. Desde el día de Dortmund, no veo un partido de Champions. Para ser honestos, tampoco los veía antes de la presencia malaguista en la máxima competición continental. Tampoco las finales. Mucho menos si juegan equipos españoles; confieso que los prefiero eliminados cuanto antes, para evitar escuchar al vecino de turno cantar los goles desde el salón de su casa. Así también se minimiza el ruido televisivo, que tan poco me interesa. Y es que el fútbol son los hinchas. Claro que me gusta una grada en ebullición, un tifo para recibir a mi equipo y salir del estadio cantando. La certera definición es de Marcelo Bielsa. Lo llaman ‘El Loco’, quizá por este tipo de cosas. Por retratar el fútbol como era antes de que se impusieran los modelos mercantilistas de nuestro tiempo. ¡Y a mí qué me importa si los clubes tienen más dinero en sus arcas para no sé qué cosa!
Busquen en la red cómo explica Bielsa qué es lo indispensable en el fútbol. Dice que ni los entrenadores, ni los medios de comunicación, ni los dirigentes, ni los árbitros, ¡ni siquiera los espectadores! son indispensables. Asevera que lo único insustituible son los hinchas. Bielsa me representa; el fútbol que define, más allá de que me gusta, me apasiona. Los espectadores que llenan las gradas, disfrutan -o no- según la belleza de lo que se le ofrece sobre el terreno de juego. Los hinchas, el único bastión que resiste a la dictadura mercantilista del fútbol moderno, vibran por su equipo. Sólo exponerse a sentir algo así de puro, ya vale una entrada. Aunque la pelota no quiera entrar. Pero claro, hay que sentirlo para entenderlo.
"Y es que el fútbol son los hinchas. Claro que me gusta una grada en ebullición, un tifo para recibir a mi equipo y salir del estadio cantando. ¡Y a mí qué me importa si los clubes tienen más dinero en sus arcas para no sé qué cosa!"
Es una realidad que corrieron tiempos mejores en los despachos de La Rosaleda y que mucho tiene que cambiar la cosa para que firmemos un buen año deportivo. Todo puede ocurrir pero supongo que alguno ya se habrá bajado del carro. Ocurre en las mejores familias. Desde luego, nadie paga por ir al teatro para ver una mala obra o aguanta en el cine si la película es un bodrio. Cuántos salieron del templo de Martiricos jurando que jamás volverían. Total, para lo que hay que ver. Este año hemos visto poco. Pero los malaguistas de verdad son otra cosa y siempre cuentan los días para volver al templo. ¿Cuántos son? Da igual, los que nunca fallan.
Claro que nos gusta ver de ganar a nuestro equipo. La diferencia es que nuestro pacto para volver cada domingo (o el día y la hora que nos impongan), no es el resultado. Buscamos revivir la pasión que llevamos dentro; el fútbol es lo que se vive en las gradas. Y ahí estaremos cuando, antes o después, nos toque volver a Primera. Nos vemos en La Rosaleda.