¿Quién es el 10?

Lo tenían que echar los curas del patio del colegio cuando el reloj marcaba las 10 de la noche. A esa hora, allí seguía con su inseparable amigo Gerardo Carrera, otra de las promesas de Mareo que no alcanzó a llegar al fútbol profesional. Creció con un balón en los pies entre las paredes del Corazón de María, donde el Padre Luis Villanueva o cualquiera de los padres claretianos podía perseguirlo con su sotana como ahora hacen los centrocampistas de la Liga Adelante. A él le daba igual. Día tras día apuraba cada minuto asombrando a todo el que tenía delante. Daba igual la izquierda que la derecha, y daba lo mismo que llegaran los castigos por abusar de la pelota. Con 7 años levantaba el balón con tal habilidad que no tenía otro destino que Mareo, aunque tuviera que pasar un año en edad juvenil por el Gedo por problemas de crecimiento. Ahí había un futbolista, que no es lo mismo que un jugador de fútbol. Y encima con un sentimiento tan marcado como para hacer sonar el Himno del Sporting entre las paredes del vestuario del filial.
Ahora le da luz al centro del campo del Sporting. Sandoval le entregó la llave del equipo en Montilivi, y apenas necesitó 3 minutos para demostrar que esto de jugar el fútbol lo sabe hacer. Y muy bien. Es cierto que desde entonces el conjunto rojiblanco sólo ha sumado 1 de 9 puntos posibles, pero son estadísticas tramposas que no reflejan las virtudes mostradas por este Sporting. Es evidente que a los gijoneses se le apuntan defectos, como el drama que suponen los espacios a la espalda de los laterales, juegue quien juegue, pero que entra en la lista de tareas que se deben revisar.
Su primera parte en Córdoba volvió a ser un recital. Un amigo se acercó el pasado fin de semana a El Arcángel, aprovechando el día festivo y la compañía para ver de nuevo al Sporting. El buen ambiente en la grada le facilitó la conversación con un abonado fiel a su butaca que veía el partido desde el prisma califal. En el descanso, y con 1-0 en el marcador con un penalti que no pitaría cualquiera que le haya dado una patada a un balón en edad colegial, la conversación entre ambos terminó con una pregunta clara y concisa: “¿Quién es el 10?” El 10 es Ignacio Cases Mora, alumno del Colegio Corazón de María, futbolista de profesión, y pieza indispensable en el esquema del conjunto de Sandoval. No es casualidad que el mejor Sporting le tenga como epicentro. Lo lleva en la sangre desde que tiene uso de razón, lo mismo que su identificación con el club que le ha visto crecer. Al amable aficionado y abonado del Córdoba le quedó claro viéndole jugar. ¿Quién es el 10? Ahora ya no hay duda. El 10 es Cases.