La espera de Lekic
Firmó el último día. Esperó hasta el último minuto. Y su contrato en Eibar es sólo por un año. Dejan Lekic hablaba con Raúl Lozano con tanta frecuencia que nunca se creyó que la puerta del Sporting no se le abriría este verano. Soñaba con volver. Y los sportinguistas soñábamos con su regreso. El delantero serbio prefirió no escuchar otras ofertas e irse a Ipurua esta próxima temporada, y dejar en el aire la opción de vestirse de nuevo de rojiblanco dentro de una temporada. Para que sea o no posible no queda más remedio que esperar.
El Sporting ha pagado en este mes de agosto todos los desmadres de los últimos años. Vivir por encima de sus posibilidades es lo que tiene. Cuando después lo necesitas, no te da. Y en este verano las cuentas no cuadraron. Lo que en enero tenía una cotización de 4,5 millones de euros se quedo en apenas 2,5 millones más un porcentaje de una futura venta, cantidad que no soluciona las urgencias del club. Eso, el control de la LFP y la falta de capacidad para dar salida a los contratos innecesarios fueron las razones para no darle una alegría a Lekic y otra a Abelardo.
La LFP dio de alta la ficha del serbio apenas 5 minutos después de cerrar el plazo el pasado lunes. Atrás quedaba un verano en Turquía y muchas llamadas desde Valladolid y Mallorca. Y alguna ciudad más. Y hasta de Pamplona. Osasuna le quería de regreso en el viejo Sadar, pero Dejan sólo quería volver a Gijón. Hasta que no tuvo más remedio que elegir. Fue entonces cuando decidió aceptar el reto de Ipurua en Primera División, ese campo con una leyenda que le viene como anillo al dedo. El mercado se cerró con Stefan haciendo la maleta para Glasgow, con los sportinguistas esperando un milagro en forma de fichaje y con Lekic mirando el teléfono deseando que Raúl Lozano le dijera que el fichaje era posible. Pero no se cumplió. La espera, por desgracia, no ha terminado. El año va a ser largo.