Vistas las pelotas…

Michel Goiri, Periodista deportivo

 
“Vistas las pelotas... macho”... Lamentablemente el dicho es perfecto para todo lo que sucedió el jueves en Bilbao. Porque tras la tragedia que ha segado la vida de Iñigo Cabacas es muy fácil salir a la palestra a lamentar lo lamentable y tomar medidas. Ya no habrá más pelotas de goma y todos los agentes de la Ertzaintza portarán un número identificativo en su casco. Ahora. Antes no era necesario. Da la impresión de que si Iñigo no hubiera fallecido estas medidas aún no serían “tan necesarias”...
Yo estuve en Pozas en los momentos en que moría Iñigo. En El Mugi, tras ver el partido en San Mamés con una persona que nunca había pisado Bilbao antes. No daba crédito a lo que veía y, la mayoría, lo tomamos como un incidente más dentro de lo que es vivir aquí, el umbral de tolerancia hacia la violencia (más que tolerancia, convivencia) es significativamente diferente al de personas de otros lugares. Pero eso no justifica que todo fuera un despropósito.
¿Por qué la Ertzaintza acata el modus operandi de actuación dentro del estadio a rajatabla y en la calle todo parece improvisado y descontrolado? Varios alemanes, poco recomendables, se llevaron lo suyo cuando escupieron e intentaron agredir a aficionados de la Preferencia Sur (yo estaba en mi localidad, a cinco metros) pero fuera, en Pozas y alrededores, nadie se comportó de esa manera que calienta tanto a los agentes cuando se hacinan en sus furgonetas.
Lejos de Bilbao la Policía es curiosa. Tan pronto hace alarde de profesionalidad como se convierte en espectador de altercados con hinchas rojiblancos de por medio. En Oviedo, sin ir más lejos, ya sufrí con unos amigos una respuesta por parte de un Policía Nacional bastante clara sobre ello: “Agente, nos están pegando”... “¿Y qué?” nos contestó. Sin palabras.
Pero la Ertzaintza es vasca. No entran discusiones sobre ideologías enfrentadas. Su razón de ser es “To protect and to serve” como en Estados Unidos. Si no, no deben existir, sobre todo ciertos cuerpos. La Policía es un mal necesario, ojalá no hiciera falta porque viviríamos en Shangri–La pero no es así. Y si hay que pedir respecto hacia su trabajo, lo mínimo es exigir que se depuren responsabilidades. Ha muerto un aficionado del Athletic, un hermano, inocente, que pasaba por allí y sin comerlo ni beberlo acabó como acabó.
Rodolfo Ares debería entregar al responsable del pelotazo a la justicia si no quiere que su apellido se identifique, aún más, con el dios griego de la guerra. Y sobre todo, reflexionar si su manera de dirigir a nuestra policía es la que quiere la gente a la que supuestamente protege.
Por cierto, gracias a los hinchas de Girondins, St. Pauli, Roma, Genoa y Fiorentina entre otros por su solidaridad. Un ejemplo claro de que el fútbol no sólo provoca tragedias. Iñigo gogoan zaitugu!