Gaizka Garitano, el valor del ejemplo

Lo sucedido en la sala de prensa del Estadio Juegos del Mediterráneo sigue dando que hablar. Pese a no ser asunto meramente deportivo, es reflejo de una falta de respeto que se repite con bastante frecuencia en casi todos los ámbitos de la sociedad. El entrenador vizcaíno ejerció su derecho a utilizar el euskara en cualquier espacio de su vida personal o profesional, más aún cuando el compañero de ETB Joseba Urkiola le requirió una pregunta en dicho idioma.

El coraje y profesionalidad de Juanjo Moreno, jefe de prensa del conjunto andaluz, contrasta con la intolerancia de algunos de los periodistas que cubren la información del Almería. Sus gestos y sistemáticas interrupciones a Gaizka destilan ignorancia, prepotencia, abuso y cobardía. Lo hacen porque consideran que el euskara y sus hablantes –da igual que sean entrenadores de Primera o espectadores de la televisión pública - no disfrutan de los mismos derechos lingüísticos que los castellanoparlantes. Hecho a lo que hay que sumar la presunta sensación de superioridad que se arrogaron primero ante el euskara como idioma y después ante el Eibar como club. Y es que, pese a que por sus cabezas pasase exactamente lo mismo que ayer al escuchar a Garitano en euskara, seguramente no fueron capaces de actuar de la misma forma con Guardiola, el difunto Tito Vilanova o Jagoba Arrasate. La razón es muy sencilla, observan a Barcelona o Real Sociedad como entidades más poderosas que el Almería. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el Eibar y por eso unos pocos aprovecharon la oportunidad para mostrar su verdadera cara ante una lengua y entidad a las que no respetan y consideran de segunda. Todos sabemos que a Moyes o Ancelotti no les harían lo mismo. La cooficialidad o no del euskara, gallego o catalán se la trae al pairo, total, todos tenemos la obligación de conocer el castellano. Y, por desgracia, no es la primera vez que algo así ocurre, el incidente de Sergio Ramos recriminando a un periodista catalán preguntar en su lengua materna y profesional durante una rueda de prensa de la selección española o las interrupciones que sufrió Raúl Agné cuando dirigía al Girona en una comparecencia en Huesca. Lo hacen los mismos que justifican una permanente marginación de idiomas que no consideran suyos, que identifican como inferiores y a los que no respetan. Ese es el problema de fondo, ya que con el inglés –lengua que muchos tampoco conocen- ejercen de serviles ignorantes que esperan como agua de mayo la traducción del intérprete. Tristemente, los vascoparlantes estamos acostumbrados a padecer este tipo de situaciones, a gestos, resoplidos, malas caras o posturas corporales que denotan aburrimiento también en latitudes más cercanas. O peor, a encontrarnos con determinados clubes deportivos –el Athletic es un ejemplo en lo que al respeto y uso del euskara se refiere, pero no todos pueden decir lo mismo en Bizkaia-, asociaciones, partidos políticos o instituciones en los que encontrar un interlocutor válido en euskara resulta una tarea titánica. El desconocimiento o los complejos siguen ocupando un espacio demasiado amplio. Es una cuestión de respeto y empatía. El euskara es una lengua pequeña pero muy viva, que merece el mismo tratamiento que el castellano, francés o inglés, gigantes con los que “compite” por un espacio en la sociedad del siglo XXI. No es una tarea sencilla, precisa de políticas públicas y sociales de apoyo o discriminación positiva para unos hablantes que gozan de la suerte de al menos conocer dos idiomas. Entender dicha situación, dentro y fuera de nuestras fronteras, es una de las claves para avanzar en una convivencia sana, enriquecedora y con feedback mutuo para acercarnos a una sociedad verdaderamente bilingüe como mínimo. Sin embargo, las palabras e intenciones muchas veces quedan en papel mojado, mientras que los ejemplos marcan la diferencia. Gaizka Garitano, al que la caverna mediática busca ahora estigmatizar, optó por marcar una pauta de actuación y dejar su impronta. Ante una falta de respeto hacia su persona y toda una comunidad lingüística de más de un millón de hablantes decidió que no tenía que plegarse al capricho inquisitorial de dos pequeños aprendices de Torquemada.  La reciente y multitudinaria edición de Korrika19 hacia un llamamiento al empoderamiento de las y los vascoparlantes para ocupar así un lugar central en la plaza pública. Un llamamiento al que Garitano, consciente del peso e impacto del fútbol en nuestra sociedad, siguió predicando con el ejemplo. Zorionak eta mila esker Gaizka! Pd: Esperemos que la sensación de agravio y falta de respeto padecido ayer por el Eibar sirva como revulsivo para fortalecer la cohesión interna del equipo armero. Los pésimos resultados de la segunda vuelta le han dejado en una situación muy delicada y tras el incidente de ayer muchos se frotan las manos imaginando un posible descenso del equipo de Gaizka. La salvación sería un acontecimiento histórico que gente como Eneko Bóveda, Txema Añibarro, Xabi Irureta, Ander Capa, Mikel Arruabarrena o el propio Garitano se merecen. Son gente que vale la pena. 
 
Por Beñat Zarrabeitia, Periodista y comunicador  

@bzarrabeitia