Raíces, sentido de pertenencia y aprendizaje en el dolor de la pérdida (también en el Valencia CF)
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Disfrutemos el momento, la Quinta del Pipo o la posibilidad del Nou Mestalla en marcha
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El Valencia y el valencianismo están por encima de esta época oscura con Peter Lim
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Marcado por los adioses de Castellanos y Arévalo
Son unos días agridulces los que se van. Tristes por la pérdida de un familiar queridísimo. pero algo menos amargos por haber pasado ese dolor juntos y habernos podido despedir en vida. ¿Dónde? En mi pueblo (Villanueva de San Mancio), en familia, rodeado de los tuyos, donde el periodismo, el fútbol y los roles que la sociedad te asignan pasan a un segundo plano. Son fiestas estas que se van en las que, además de la pérdida personal por la marcha de mi tía Marisa, uno quedó afectado por el adiós de Ángel Castellanos y por el dolor que deja en Valencia la marcha de Arévalo, un tipo genial al que cualquier día podías encontrártelo comiendo en un bar por la calle y que tantos buenos momentos nos dejó en vida.
No me gusta hablar de uno mismo (firmo siempre con el lema "El periodista no es noticia") pero me permito esta licencia en la columna de hoy querido lector porque de estos tres sucesos aprendí o, mejor dicho, volví a darme cuenta de lo importante que es recordar cuáles son las raíces, el peso que tiene el sentido de pertenencia y, sobre todo, porque recordé que lo útil de estas situaciones de dolor es la enseñanza que te dejan. De ahí este comienzo tan tétrico y esta licencia pues también tiene su aplicación en el Valencia CF, en lo que vivo profesionalmente cada día en torno al club de los amores de tantos miles de personas.
Como me sucede en esta época de aflicción personal, lo que mantiene intacto el sentimiento valencianistas son las raíces, el club en sí nacido en Valencia para Valencia y sus gentes que ahora sufren la era oscura de Peter Lim con la esperanza de una vida mejor sin él. Ahí, en ese escenario, la aparición de personas como Baraja, te ayudan a reafirmarte en la importancia del sentido de pertenencia, igual que en todas las familias cuando alguien falta y nacen los líderes naturales de las mismas (no nombro los de la mía por respeto hacia alleas).
Pero lo más importante que he aprendido en estas Navidades de despedida es que lo importante es lo sucedido en vida, lo que dijiste cuando estaban, la paz que genera ver los que se pudieron despedir y ayudar bien en vida de personas como Castellanos (o yo de mi tía Marisa) y la desazón que genera el adiós por sorpresa de Arévalo, que impidió a muchos cerrar el círculo antes del esperado reencuentro en el más allá.
El Valencia CF felizmente procaz
En el Valencia CF la diferencia no es mucho mayor. Es el clásico Carpe Diem de los romanos. El aprovecha el momento, el sé feliz con las pequeñas cosas como el desparpajo de la Quinta del Pipo, o la sapiencia del propio Baraja llevando ese grupo de imberbes, ese equipo procaz que hace unos días reventó al Villarreal y que avanza en la Copa a ver hasta dónde le llegan las fuerzas. Ya habrá tiempo de lamentarse por los no fichajes o por la falta de celeridad en comenzar las obras por el Nou Mestalla. Sonriamos con el presente, soñemos con un estadio en marcha para el Mundial 2030 y un equipo que sigue tapando bocas en una temporada en la que empezó "condenado" a luchar por nos descender. Eso nos llenará el espíritu para 2024 casi tanto como leer a mi tía escribir en el whatsapp familiar "He sido muy feliz estos días con vosotros" antes de irse hacia Miranda. Son bocanadas de aire que a uno le hacen madurar más que el frío a los jamones en Castilla. DEP querida tía, abrazo a sus hijos -no estáis solos ya lo habéis visto-.y feliz año a todos, especialmente a los valencianistas en mi primera columna de 2024.
David Torres
Delegado de ElDesmarque en Valencia