Bolt y Schippers reinan en un Mundial de roles cambiados
Los Mundiales de Pekín han vuelto a coronar al jamaicano Usain Bolt como rey indiscutible del atletismo con su quinto triplete de oros en grandes citas, y ha visto el ascenso al trono de la holandesa Dafne Schippers, ganadora en 200 y plata en 100, la primera monarca blanca en mucho tiempo.Adrià Calatayud
En un campeonato de roles cambiados en el que atletas blancos han ganado pruebas de velocidad y jamaicanos y kenianos han conseguido medallas en concursos, reflejo del nuevo tiempo que llega, Bolt ha sido la constante que reconcilia pasado y presente.
Tenía mucho de simbolismo la participación del astro jamaicano en Pekín, que suponía su regreso a "El Nido", el estadio donde arrancó su leyenda en los ya lejanos Juegos Olímpicos de 2008.
El estadounidense Justin Gatlin, el dominador de la velocidad las dos últimas temporadas que ha mejorado a los 33 años las marcas de cuando corría con la gasolina extra del dopaje, le hizo sufrir como nadie en un Mundial o unos Juegos, pero el jamaicano sigue, siete años después, con la corona en su cabeza.
El norteamericano, en cambio, queda como uno de los grandes derrotados del Mundial, junto al pertiguista francés Renaud Lavillenie, el plusmarquista mundial que tuvo que compartir el bronce, los equipos de relevos de Estados Unidos, que sólo ganaron el 4x400 masculino, o la selección rusa en conjunto, prácticamente desaparecida.
Si el reino de Bolt está en la velocidad, el británico Mo Farah va camino de imponer una dictadura en el fondo, porque su cuarto doblete consecutivo 5.000-10.000 en cuatro años (Londres 12, Moscú 13, Zúrich 14 y Pekín 15) ha dejado desmoralizada a su oposición africana.
A Farah, un atleta que nació en Somalia, entrena en Estados Unidos y corre para Gran Bretaña, le dio igual que en el 10.000 los kenianos se relevaran para intentar asfixiarle o que en el 5.000 le dejaran el peso de la carrera y le atacaran al final. Ganó ambas y ya suma cinco oros mundialistas.
Pekín también ha coronado a la nueva reina del atletismo: se llama Dafne Schippers y es una antigua atleta de heptatlón (bronce en Moscú 2013) evolucionada a velocista.
Schippers salió de los Europeos de Zúrich del año pasado convertida en la "gran esperanza blanca" y el Mundial de Pekín, con caribeñas y estadounidenses en liza, la ha confirmado como una realidad.
El acelerón final de la holandesa en el hectómetro puso incluso en aprietos a la jamaicana Shelly Ann Fraser-Pryce, la reina saliente, y su victoria contra todo pronóstico en 200 obligó a la caribeña a cederle el trono.
El reinado de Schippers en el atletismo femenino, en todo caso, admite más discusión que el de Bolt, porque la misma Fraser-Pryce o la etíope Genzebe Dibaba han postulado candidaturas sólidas.
Sin embargo, la cosecha de oros de Fraser-Pryce, en 100 y en el relevo 4x100, no ha logrado igualar la de Moscú y la más joven de la dinastía Dibaba no ha cumplido en Pekín con las altas expectativas que había generado.
Semanas después de batir el récord mundial de 1.500 metros (3:50.07) y tras el atracón de plusmarcas del año pasado en pista cubierta, la etíope se había propuesto un doblete de 1.500 y 5.000 metros inédito en la historia de los Mundiales que quedó incompleto con su pinchazo en los cinco kilómetros que la relegó al bronce.
La victoria de Schippers en la prueba de la media vuelta, además, ilustró una tendencia al cambio de los roles tradicionales.
Sólo veinte minutos después de su oro, el ruso Sergey Shubenkov se impuso en 110 vallas, y se convirtió en el primer blanco campeón mundial en esa especialidad.
Paradójicamente, mientras corredores blancos ganaban carreras que parecían reservados a los negros, otros atletas de color brillaban en concursos habitualmente dominadas por europeos, como el keniano Julius Yego, oro en jabalina, o el jamaicano O'Dayne Richards, bronce en peso.
Yego sorprendió con un lanzamiento de 92,72 metros, el mejor en 14 años, como también lo hizo su compatriota Nicholas Bett, que se hizo con el primer oro mundial de Kenia en 400 vallas y evidenció la cada vez mayor diversificación de la potencia del fondo.
Con esos nuevos roles, Kenia se aupó al liderato de un medallero en el que destaca la caída a la novena posición de Rusia, que lo encabezó hace dos años en Moscú, tras dejar en casa a buena parte de sus mejores atletas por las sospechas de dopaje.