Sufrimiento, la fórmula para ser la mejor de un deporte "minorizado"

Es adicta al sufrimiento, si no sufre siente que no ha hecho nada y cuando se siente mejor a nivel personal es al terminar las competiciones y entrenamientos más duros, pero es la opción que le queda cuando se dedica, como le dijo un profesor, a un deporte no minoritario, sino "minorizado".Robert Rodríguez
"En Pekín estaba a 300 metros de la meta y me temblaba todo, pero aunque me cayera cuando sólo quedaran 50 metros tenía que darlo todo. Llegas muerta, pero te sientes mejor que nunca", explica Raquel González Campos, 14ª clasificada en la prueba de 20 Km marcha del último Mundial de Atletismo celebrado en la capital china.
Un resultado por el que no está nada satisfecha, no por el resultado, sino "por su forma de competir", porque sólo ella sabe lo que ha trabajado para llegar allí: "Desde que llegué no me encontré bien y las sensaciones fueron muy malas. A veces te preparas para un momento concreto y cuando llega, el cuerpo no te responde", lamenta.
Natural de Mataró (Barcelona), a sus 25 años es la actual campeona de España, se pone metas cada día "porque sino la vida sería aburrida", y trabaja duramente para participar por primera vez en unos Juegos Olímpicos: los de Río de Janeiro 2016.
Los pasos a seguir pasan por empezar la pretemporada en pocos días para llegar en plena forma al Campeonato de España, en el que las cinco primeras se clasificarán para la Copa del Mundo de Moscú. Allí deberá estar entre las dos mejores de nuestro país para lograr una plaza para Río.
Pero su preparación empezó mucho antes. Concretamente a los 11 años, cuando después de practicar varios deportes en la asignatura de Educación Física hubo una monitora de atletismo que vio ciertas cualidades en ella.
El atletismo le encantó desde el primer día, hasta el punto de que sucumbía sin pensarlo a las amenazas de su madre, que no la dejaría ir a entrenar si no se terminaba la comida: "Lentejas para adentro, yo sólo quería ir a entrenar", recuerda Raquel.
Toda esa entrega se ha traducido en ser una de las tres mejores de España y en tener proyección internacional, requisitos mínimos para optar a un sitio en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat (Barcelona), su residencia actual, además de una licencia del FC Barcelona para poder competir.
Entrena a diario de la mano del exmarchista Josep Marín, con quien comparte una filosofía, una forma de ver las cosas. Empieza a las 09.00 horas con algunos ejercicios preventivos y acaba a las 19.30, con un descanso entre las 14 y las 16.30 horas.
Sólo deja a un lado el atletismo los sábados por la tarde y los domingos, cuando aprovecha para estar con su familia y, si le queda tiempo, con sus amigas.
Sin su familia, nunca habría podido vivir el momento más especial de su carrera deportiva, en el Campeonato de Europa en pista celebrado en Zúrich el año pasado: "El resultado no fue el que quería, pero ver que tu familia disfruta con tu esfuerzo y con todo lo que has trabajado es una recompensa enorme", relata.
Mucho más que la económica, pues su dedicación también tiene una parte negativa. El vivir de ello se presenta complicado y de momento puede dedicarse plenamente a ello porque, aparte del CAR, su otra residencia es la de sus padres. Por eso ha compaginado su camino como atleta con su formación como Comunicadora Audiovisual.
"Ahora estoy invirtiendo más en mi vida de deportista, y cuando llegue a Río seré atleta cien por cien, pero después no sé qué pasará", justifica la corredora, una perfeccionista que hasta quiere tener su futuro a largo plazo controlado.
Además, subraya que "a diferencia de otros deportistas, un atleta se lo juega todo a una carta, y existe el riesgo de que la inversión de todo un año no sea proporcional" a lo que ganan económicamente.
"No diré nunca que unos deberían ganar menos dinero porque otros entrenamos más horas que ellos. Respeto lo que gane cada uno y yo sólo defiendo lo mío. Quizás no sea justo, pero tampoco lo sería compararlo", apunta cuando, inevitablemente, surge el tema de lo que ganan los futbolistas.
Este problema económico, según Raquel González Campos, reside en gran parte en la concienciación de la gente como deportista: "Muchos de los que hablan de deporte no saben lo que es ser deportista, ni lo que siente, ni lo que piensa. Hablan en función de los resultados", opina.
Raquel tiene la suerte de haberlo vivido en primera persona, cuando hizo las prácticas de su formación académica en TVE y fue comentarista durante el Mundial de Atletismo celebrado en Moscú.
"Si se hiciera más seguimiento del deporte y del deportista la gente entendería lo que implica dedicarse a esto, porque lo normal es que sólo se hable en los medios del Campeonato del Mundo o de Europa, y eso es como poner una película casi al final", lo que hace que, como apunta, sea un deporte "minorizado".
No obstante, el apartado económico no es algo que le preocupe en exceso, pues ella mantiene la ilusión en todo momento, y el no poder dedicar más tiempo a sus amigos, a su familia o a muchas otras cosas, no le hace echar nada de menos.
"He conocido a mucha gente, he vivido experiencias increíbles, he viajado muchísimo... quizás haya cosas que otros echen de menos", bromea la catalana.
Con tanta entrega, sacrificio y perfeccionismo, es difícil encontrar un defecto, pero confiesa tenerlo: "Necesito un proceso de aprendizaje de perder el tiempo", concluye en una afirmación que define del todo a una atleta inquieta, tenaz y simplemente feliz con lo que hace.