Gatlin: al fin, la redención en pista
Trece milésimas de segundo, las que van de un registro de 9.784 a otro de 9.797, pueden cambiar el rumbo de una vida, y Justin Gatlin lo sabe bien desde el 24 de agosto de 2015, cuando por tan estrecho margen dejó escapar el oro y la redención en la final de 100 metros de los Mundiales de Pekín.José Antonio Diego
Los resultados oficiales de aquella final reflejaron una centésima de diferencia, tras el redondeo al alza reglamentaria (9.79 frente a 9.80), entre el campeón, Usain Bolt, y el segundo, Gatlin, pero la letra menuda, publicada por la IAAF, precisa que en realidad la brecha fue de sólo trece milésimas, apenas un parpadeo.
A lo largo de los últimos años el norteamericano había soñado con batir a Bolt y recuperar el cetro mundial que había conquistado en 2005. Ya lo tiene. Ha sido en Londres, donde su figura suscita más rechazo.
Las marcas que venía haciendo desde su derrota frente a Bolt en la final de los Mundiales de Moscú 2013, y los achaques físicos del jamaicano le autorizaban sobradamente a soñar con la victoria en Pekín, pero todo se truncó en el momento decisivo. Salió fatal (165 milésimas, frente a las 159 de su eterno rival) y se descompuso en las últimas zancadas, ya en los cuadros, donde se fraguó su derrota.
Su edad atlética, en realidad, es cuatro años menor de lo que dice su pasaporte porque durante ese periodo, el que estuvo "a la sombra" por dopaje, entre 2006 y 2010, su cuerpo descansó, interrumpió la cuenta de desgaste neuromuscular que ha continuado su proceso en el caso de Usain Bolt, especialmente en su espalda.
Desde que fue campeón olímpico de 100 metros en Atenas 2004 con una marca de 9.85 -también ganó bronce en 200 y plata en 4x100-, Gatlin ha corrido toda suerte de vicisitudes, buenas y malas.
Al año siguiente logró el doblete de la velocidad (100 y 200) en los Mundiales de Helsinki 2005. En el hectómetro se impuso con 9.88 y todavía el margen más amplio en la historia de los Mundiales: 17 centésimas sobre el jamaicano Michael Frater. Luego se convirtió en el segundo atleta que ganaba las dos pruebas de velocidad en unos mismos campeonatos, al ganar también el 200 con 20.04, algo que sólo había hecho su compatriota Maurice Greene en Sevilla'99.
Sus problemas con el dopaje se remontan a dieciséis años atrás. En 2001 dio positivo por anfetaminas y fue suspendido por dos años, pero alegó que había sido por culpa de un medicamento que tomaba desde niño para corregir el síndrome de déficit de atención (DAT) y fue rehabilitado por a IAAF.
El 29 de julio del 2006, sin embargo, el propio Gatlin anunció que la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA) le había comunicado el resultado adverso (testosterona) de un control a que había sido sometido en abril anterior.
El neoyorquino se entrenaba con Trevor Graham, un técnico de pésima reputación en materia de dopaje ya que ocho de sus discípulos habían dado positivo. Echó la culpa a su masajista, Christopher Whetstine, de haberle aplicado en los glúteos una crema que contenía testosterona sin su conocimiento.
Pero esta vez la excusa no prosperó. El 22 de agosto del 2006 Gatlin tuvo que aceptar una sanción de ocho años -la alternativa era la suspensión a perpetuidad-, a cambio de colaborar con la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA).
Cuando llevaba dos años cumplidos, Gatlin presentó una apelación contra su castigo y una comisión de arbitraje le redujo en 2007 la sanción a cuatro años, que terminó de cumplir en 2010. Su récord personal (9.77, también récord mundial en su momento), conseguido en mayo del 2006, fue anulado.
Al año siguiente de su regreso fue eliminado en semifinales de los Mundiales de Daegu, pero en 2012 ya fue campeón mundial de 60 metros en pista cubierta y se dejó ver en la final olímpica de Londres (bronce).
En los Mundiales de Moscú 2013 sólo se inclinó ante Bolt, que recuperó la corona con un registro de 9.77 frente a los 9.82 del atleta de Brooklyn. Con esas marcas dominaron el ránking mundial.
Gatlin fue el más rápido del mundo en 2014 y 2015 y había bajado su récord personal a 9.74, hasta que su racha victoriosa se quebró en la final de Pekín, ante el adversario menos oportuno, al que él también llama, en señal de respeto, "el gran Usain".
Gatlin no está bien visto ni en China ni en Gran Bretaña. Los responsables del mitin de Pekín le han vetado y los aficionados londinenses le abuchearon este sábado antes y después de la final, pero se va con el sueño cumplido de haber podido, al fin, derrotar al más grande en un campeonato.