De pagar 10.000 euros por él a dejarlo sin Mundial: el surrealista trato de la burocracia española con el luchador Mohammad Motaghinia

Las nacionalizaciones de deportistas siempre han provocado polémica en España... y con Moha. Sin ir más lejos, solo hace unas semanas, la naturalización del norteamericano Lorenzo Brown para que pudiera jugar el Eurobasket con la selección española de baloncesto generó un gran debate sobre lo correcto o no de la decisión, con el argumento de cuidar a la cantera o el origen del deporte de selecciones nacionales.

Un caso más desconocido hasta ahora es el de Mohammad Motaghinia, luchador nacido en Irán, por el que la Federación Española de Lucha abonó 10.000 francos suizos a la United World Wrestling, la federación internacional de lucha. Sí, el organismo español pujó para hacerse con los servicios del bronce mundial junior en 2018 y campeón asiático de la misma categoría para que pudiera representar a España en las competiciones internacionales. El 50% del pago, unos 5.000 euros, fueron a parar a la federación iraní. La gran apuesta española para tener opción de clasificar y soñar para los Juegos Olímpicos de París 2024.

Moha era una de las grandes promesas de la lucha olímpica mundial en un país con mucha tradición en su deporte y países como España, que buscan subir su nivel, hacen la captación de estos jóvenes para llevarlos a sus países. Eso fue lo que ocurrió con Moha y su llegada a España. Con el aval de la federación, el Consejo Superior de Deportes (CSD) le otorgó una beca como deportista y la posibilidad de unirse a un centro de alto rendimiento. A pesar del pago a la federación internacional, con el que ya podría participar a nivel internacional bajo bandera española, Moha no obtuvo la nacionalidad española y la federación optó por el camino rutinario de extranjería: facilitarle un trabajo en el Club de Luchas Olímpicas Power Wrestling de Torredelcampo (Jaén) a jornada completa, con el que pudiera conseguir un permiso de residencia.

A los pocos meses, el Ayuntamiento de la localidad jienense ofreció a Moha la posibilidad de contratarle a media jornada para dar clases en las escuelas deportivas municipales. El luchador aceptó ya que le permitiría tener dos contratos de trabajo, uno con un club privado y otro con una administración pública. Eso sí, decidió que el contrato con el club fuera de media jornada ya que la otra estaría con su labor en el ayuntamiento. Una decisión que sería el inicio de su calvario.

Todo es un sinsentido

La oficina de extranjería de Jaén le retiraba su permiso de residencia por esa disminución del primer contrato. En ese momento, Moha se queda como ilegal en territorio nacional. A diferencia del caso de Lorenzo Brown o del también luchador Taimuraz Friev, los organismos deportivos nacional no solicitan la nacionalización a través de la carta de naturales, una medida que otorga, de inmediato, el pasaporte español por el bien nacional.

Motaghinia se encuentra, desde ese momento, en una situación difícilmente entendible: ilegal en España, tras ser ‘comprado’ por la federación española de lucha y una beca del CSD como deportista. Con estas circunstancias, a pesar de que sí podría competir en eventos internacionales, Moha no puede salir de España para ir a los grandes campeonatos porque no podría volver a entrar en el país en su regreso. ¿Se imaginan que Moha volviera a España con una medalla europea y quedara retenido en el aeropuerto? Pues es lo que ocurriría.

Otra opción barajable es que el deportista decida abandonar España y nacionalizarse con otro país, pero tampoco es posible: la United World Wrestling no permite más de un cambio de nacionalidad por deportista, a pesar de que fue la propia federación internacional la encargada de la ‘venta’ de Moha a España.

Lo de Moha empeora aún más

El sinsentido es aún mayor a partir de la semana que viene. Mohammad Motaghinia se muda al Centro de Alto Rendimiento de Madrid, donde entrenan algunos de los mejores deportistas nacionales, a partir del próximo lunes y sin tener permiso de residencia en España. Con su llegada a Madrid, volverá a solicitar un permiso de residencia en una oficina de extranjería como haría cualquier foráneo llegado al país, a pesar de que su situación debió ser bien distinta.

ElDesmarque ha hablado en las últimas horas con Moha y confiesa su desesperación: “Venía con el gran sueño de representar a España y esto, para mí, es una falta de respeto”. La última promesa ha sido que recibirá su pasaporte a final de este año: “Espero que esto se solucione y pueda participar ya en los eventos del año que viene para clasificar para los Juegos”.

El ‘Caso Motaghinia’ es el mejor ejemplo de poner a la figura deportiva por encima de la propia persona aunque, en este caso, no se ha cuidado ni una ni, mucho menos, la otra. Sin comerlo ni beberlo, Moha se encuentra en una situación de abandono en un país que pago más de 10.000 euros para que compitiera por España y cuatro años después sigue sin poder defender la bandera de España fuera de nuestras fronteras.