Tras eliminar a España, Croacia piensa ya en la final

Croacia, verdugo de España en cuartos de final del Mundial de balonmano de Francia, parte como claro favorito de la semifinal que mañana le medirá a una sorprendente Noruega, que consiguió el billete que abre las puertas de la final gracias a un triunfo contra Hungría.La nueva generación del balonmano croata, capitaneada por Marko Mamic, autor de 9 goles en el duelo contra España a sus tan solo 22 años, cumplió con su cita con al último tramo de un gran campeonato.
Desde su independencia en 1992, Croacia se ha convertido en el digno heredero de la antigua Yugoslavia y ha atesorado 13 medallas en campeonatos internacionales, ya se trate de Mundiales, Juegos Olímpicos o Europeos.
Su recorrido hasta la semifinal de París fue casi inmaculado, si se exceptúa la derrota sufrida contra Alemania, campeona de Europa, en el último partido de la fase de grupos.
Pero no parece que eso reste peso al equipo de Zlejko Babic, tercero en el Europeo del año pasado, que sueña con vengar en Francia la derrota sufrida en la final del Mundial organizado en su tierra contra los galos en 2009.
Noruega, por su parte, ya ha conseguido la mejor clasificación de su historia en un Mundial, en la estela del cuarto puesto conquistado el año pasado en el Europeo en un deporte que en ese país escandinavo parece terreno de las mujeres.
El ascenso de ese deporte en la categoría masculina en Noruega se aprecia por el magnífico campeonato que completaron en enero pasado en Polonia, donde tras vencer a Francia solo fueron privados de la final por una Alemania a la que tuvieron contra las cuerdas y llevaron hasta una prórroga antes de caer por un solo gol.
Aunque no lograron su clasificación para el Mundial, la Federación Internacional les otorgó una invitación que han aprovechado de maravilla.
Los noruegos sueñan con llegar a la final y afrontar a Francia, el único rival que, por ahora, les ha derrotado en este Mundial, en la fase de grupos, aunque los escandinavos recuerdan que la victoria no fue aplastante.
Y que una final es un partido diferente en el que "todo puede pasar", como asegura el joven Sender Sagonsen.