Los motivos del 'boom' de Sara Carbonero en Telecinco

Sara Carbonero está que se sale. Desde que puso tierra de por medio y se marchó. Oporto junto a Iker Casillas y sus hijos, la toledana no ha hecho otra cosa que olvidarse del periodismo y explotar su talento en el mundo de la moda como nadie.

Ha montado una web que va de maravilla y, lo que es más gratificante para ella, ha visto como su papel de influencer e it girl ha ido a más en los últimos meses. Calzedonia, Cortefiel, L’Oreal…muchas son las marcas que acuden a ella para que sea su imagen.

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Anoche nos fuimos de fiesta y no pude estar mejor acompañada ni en un lugar más auténtico. Gracias a todos por venir y gracias especiales a @justbecomunicacion_es por una organización increíble y cuidada hasta el más mínimo detalle . #saraxcalzedonia #letsparty #nochesredondas #Madrid

Una publicación compartida de Sara Carbonero (@saracarbonero) el 29 Nov, 2018 a las 5:54 PST

Cómo no hacerlo. La legión de seguidores que tiene Carbonero en las redes no para de crecer. ¿Los motivos de este ‘boom’? Su clase, su buen gusto, su acierto a la hora de vestir ese áurea de sensualidad que siempre rodea a la española son algunas de las razones.

Un mundo, el de la moda, donde Sara ha caído de pie. No lo hizo precisamente en la televisión. Y es que, si bien es cierto que su cobertura del Mundial de Sudáfrica la impulsó hacia el estrellato televisivo, no era precisamente su sabiduría deportiva o su talento para la comunicación los aspectos que más llamaban la atención.

“Está allí por guapa”, decían con muy mal gusto algunos en esos tiempos. Lo cierto es que Sara estuvo mucho tiempo demostrando ser una profesional excelente que, ni de lejos, se había ganado el puesto por su físico. ¿Ayudó? Sin duda, pero eso no es motivo para desacreditarla.

El problema es que incluso dentro de Telecinco algunos, siendo ya la presentadora de Los Deportes, seguían utilizando un desagradable mote: “la becaria”, cuentan que la llamaban.

Se agarraban alguno fallos graves de Sara en directo para criticarla y apodarla así. Eso sí eran voces muy menores y con un cierto rencor (vete tú a saber porqué) hacía la mujer de Iker.