Clash Royale tiembla con la fiera fénix, la legendaria capaz de resucitar
Los aficionados al Clash Royale hemos vivido una última semana que, cuanto menos, ha sido intensa. Una semana repleta de pistas y filtraciones hasta llegar a la TV Royale de hoy con el esperado anuncio de la llegada del nuevo campeón, el monje meditativo, así como de la fiera fénix, la nueva carta legendaria.
Supercell cumple así con lo que podíamos esperar, ya que en toda esa semana hemos tenido numerosas pistas que señalaban a ese ave fénix, como la locura del puzzle royale. Y de esta nueva criatura vamos a hablar, pues si lo del monje es una locura, el fénix no se queda atrás con la nueva habilidad que llega a Clash Royale.
Y es que ese famoso huevo de fénix no era solo un guiño, si no que se convierte en el principal baluarte de la nueva legendaria. ¿Qué hace? Pues lo que se espera de un ave fénix, resucitar de sus cenizas.
La Fiera Fénix, una criatura inmortal
Al ser lanzada, el ave fénix es una carta voladora similar a muchas otras. Inflige daño cuerpo a cuerpo en área, como los dragones pero con un rango menor. Y al igual que otras unidades también tiene daño mortal, aunque bastante significativo en comparación a otras cuya principal habilidad es esa.
Pero la de la fiera fénix no, la nueva carta legendaria de Clash Royale puede cojear en los dos ámbitos anteriores y no ser tan letal ni en el daño en área ni en el daño mortal (no al menos hasta que conozcamos el kit de habilidades completo y sus stats), pues lo que la convierte en especial es la capacidad de conviertirse en un huevo, del cual puede renacer.
Al hacerlo, es una nueva unidad completamente restaurada de salud, pudiendo activar de nuevo la pasiva del huevo cuando vuelva a morir. Y así una, y otra, y otra vez, sin gastar ni una pizca de elixir. La única manera de pararlo es destruir el huevo, que se abre aproximadamente a los 4 segundos. Y poco importa que dejemos el huevo a un punto de salud, la fiera fénix saldrá de él en su máximo esplendor. Un huevo que, evidentemente, estará siempre (o debería) bien protegido.
