Pacific Drive, un juego de supervivencia a bordo de una ranchera

Desde luego, los juegos de supervivencia están más de moda que nunca y ya recopilamos hace unas semanas la gran cantidad de juegos de este género que llegan este año. Pero, sin duda, Pacific Drive sabe diferenciarse de todos ellos y todo por empeñarse en parecerse a un juego de conducción. Y es que el destartalado coche que nos acompaña y transporta por este apasionante mundo abierto post-apocalíptico es el auténtico protagonista de este título de conducción, supervivencia y toques de roguelike que nos ha conquistado.

Al jugar a Pacific Drive nos sumergimos, apretando el acelerador y manejando el volante, en un mundo misterioso y peligroso donde tenemos que explorar la
zona de exclusión olímpica, una enorme zona deshabitada de la costa oeste del país que quedó completamente aislada por un enorme muro de contención tras décadas de peligrosos experimentos de todo tipo. Conduciendo alegremente por una carretera junto al muro de la zona, de manera incomprensible, somos absorbidos dentro de ella. Y aquí comienza nuestra aventura, que será una carrera por sobrevivir en un terreno hostil, plagado de una extraña radiación, eventos y tormentas sobrenaturales y extrañas criaturas. Todo en una enorme zona abierta que podemos explorar y donde podemos recolectar toda clase de recursos para intentar sobrevivir.

Un coche ranchera de los 70, el protagonista

Hasta aquí, nada demasiado fuera de lo común en el género. Pero enseguida entra en juego nuestro vehículo, un viejo y destartalado coche estilo ranchera americano de mitad de los años 70. Lo encontramos por casualidad cuando nos despertamos en la zona de exclusión y montarnos en él nos salvará la vida. Después de un ajetreado paseo a nuestro primer refugio, guiados por unos extraños compañeros que nos hablan por la radio y que se encuentran atrapados en la zona desde hace décadas, descubrimos un taller que se convertirá en el primero de nuestros campos base. Aquí aprenderemos a reparar nuestro vehículo, que se convertirá en mucho más que eso: nuestro refugio, el que nos mantendrá con vida ahí fuera, el que guardará nuestro botín que recolectemos por el mapa, que nos ofrecerá luz y electricidad y nuestra única forma de explorar el mapa y encontrar respuestas.

Todo aquí gira en torno a nuestro coche y es que termina convirtiéndose en el verdadero protagonista del juego. Nuestro personaje ni siquiera tiene nombre, es tan solo el ‘conductor’. Pero nuestro coche tiene personalidad propia, nos hemos unido a él de manera muy poderosa y sobrenatural (según nos cuentan nuestro compañero en las ondas) y a medida que avanzamos esto se hace notar. El coche tiene vida propia e intentará mantenernos con vida siempre que pueda. Pero nosotros tendremos que mimarlo todo lo posible y mantenerlo con las reparaciones la día y añadiéndole mejoras contantemente.

Así el juego destaca por su enfoque en la personalización y mantenimiento del automóvil como centro casi total de todas las actividades de recolección y artesanía. En los talleres podemos reforzar el automóvil con paneles protectores, aumentar su capacidad de almacenamiento, añadirle nuevas herramientas que nos faciliten la vida, nuevos sistemas eléctricos, añadir nuevas luces y gadgets de todo tipo. Pero también podemos tunearlo, ponerle pegatinas y crear una conexión única entre jugador y su vehículo.

Supervivencia roguelike

Una de las características más destacadas de Pacific Drive es la intensidad y tensión que se experimenta durante las misiones que, nos llevan a internarnos en la desconocida zona de exclusión para explorar y encontrar recursos. Y aquí es donde entra el tono roguelike del juego, ya que no hay posibilidad de guardar el progreso. Aquí hay que estar pendiente de la cantidad de combustible de que disponemos, del nivel de carga de nuestra batería… quedarnos tirados sin poder volver a la base es un suicidio. Si mueres o no cruzas un portal para volver al taller la misión no se completa, el botín se pierde y el coche no vuelve de una pieza y hay que repararlo a conciencia. Por eso, la tensión por intentar completar la zona y volver sano y salvo es creicente.

Cada decisión cuenta, ya que la pérdida de botín y el daño al automóvil pueden tener consecuencias devastadoras. Los peligros acechan en cada esquina, desde tormentas de radiación hasta criaturas poseídas que se aferran al automóvil, lo que nos obliga a tomar decisiones rápidas y estratégicas para sobrevivir. Aunque la mayor parte del tiempo estamos conduciendo por el mapa para ir descubriendo nuevas zonas (y así obtener respuestas para saber qué está pasando) tendremos que salir del coche para recolectar recursos y luego pasar, el mismo número de horas o más en el taller arreglando nuestro coche y aplicándole mejores.

Así, poco a poco e intento a intento, vamos arriesgando cada vez más (envalentonados con las mínimas mejoras que vamos aplicando a nuestro vehículo) y vamos desbloqueando un mapa que va a viendo zonas por las que tendremos que conducir para ir abriendo nuevos objetivos, con un sistema de intersecciones que nos permitirán también desbloquear autopistas (que serán a la postre el camino más tranquilo y libre de daños paran nuestro coche para desplazarnos grandes distancias).

En Pacific Drive, la relación con el vehículo es fundamental y se convierte en un elemento central de la experiencia de juego y eso es lo que más nos ha enganchado de este título. El automóvil no solo actúa como medio de transporte, sino que también se convierte en un compañero indispensable, un refugio móvil y una extensión de la identidad del jugador en el mundo postapocalíptico del juego.

La mecánica de juego refuerza constantemente la importancia de la relación entre el jugador y su vehículo. Desde la necesidad de mantener el automóvil en buen estado para sobrevivir en entornos hostiles hasta la personalización que permite a los jugadores adaptar el vehículo a sus necesidades y estilo de juego, la interacción con el automóvil se convierte en un aspecto integral de la experiencia de juego.

En Pacific Drive el coche es el personaje más destacado porque no nos cruzaremos con ningún otro personaje (al menos ninguno humano). Pero no quiere decir que estemos solos en la zona de exclusión. Como ya os hemos dicho, tenemos compañía radiofónica gracias a las voces que nos llegan de tres personajes que nos irán guiando y ofreciendo información sobre la zona. Francis, Tobias y Oppy son tres veteranos que llevan décadas atrapados en este infierno y nos guiarán, nos darán consejos y nos harán mucho más amena esta aventura tan solitaria.

Estos tres personajes que hablan por la radio añaden una capa adicional de profundidad y narrativa a la experiencia de juego. Su presencia y sus interacciones con proporcionan información, contexto y entretenimiento a lo largo de la aventura. A través de sus conversaciones con el jugador, revelan detalles sobre el mundo del juego, su pasado, sus experiencias y sus perspectivas únicas sobre la situación en la que se encuentran. Esta interacción no solo enriquece la narrativa del juego, sino que también crea un sentido de comunidad y conexión entre el jugador y los personajes radiofónicos.

Pacific Drive es un título muy peculiar, pero muy entretenido y con muchas capas de profundidad y desafío si te gustan los restos de los juegos de supervivencia. Pero, sin duda, el elemento de mecánica y mejoras del vehículo le otorga un punto muy original y hace que, de verdad, lo más importante sea que el coche no reciba daños y esté siempre a punto para llevarnos un kilómetro más allá en el mapa, un kilómetro más cerca de descubrir el secreto de la zona de exclusión. Todo con una historia envolvente y misteriosa, complementada por unos personajes intrigantes que sólo escuchamos y un entorno bellísimo pero surrealista con ese tono de ciencia ficción y novela distópica. La atmósfera del juego se ve enriquecida por una banda sonora de indie rock y esas voces del a radio que no callan.