Tamarindos Freaking Dinner, la cena de los idiotas donde el idiota es la cena
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Jacob Jazz lo ha vuelto a hacer y nos propone una bizarra mezcla de géneros para una aventura terrorífica y lisérgica a partes iguales
Jacob Jazz, el ‘solo developer’ de Celery Emblem, que nos cautivó y perturbó a partes iguales con Baobabs Mausoleum o Mezmeratu, lo ha vuelto ha hacer. Tamarindos Freaking Dinner es su nueva creación, una mezcla inclasificable de rogue-like, escape room, aventura gráfica, Cluedo, The Rocky Horror Picture Show, un poco de punk-rock y la más hortera soap opera televisiva de los 90, todo removido (no agitado) y presentado en una malgastada cinta de VHS. Una maravillosa locura ya disponible en Steam y, esperamos en breve, en más plataformas.
Después de echar unas cuantas horas a Tamarindos Freaking Dinner tenemos que volver a postrarnos a los pies de este desarrollador solitario por lo fresco, delirante y original de sus propuestas. Por supuesto, como pasa con el resto de sus juegos, Tamarindos no es para todos los públicos, pero quien busque un título que le sorprenda, que le rompa todos sus esquemas, que suponga un batiburrillo de referencias locas a los videojuegos, la televisión y la cultura de los 90 y que venga presentado como un juego en primera persona sacado de un disco polvoriento de PS One… tiene que probarlo. Eso sí, bajo su responsabilidad.
Una cena o un exorcismo
Macario Macabro es un extraño exorcista a tiempo parcial que completa su mísero salario como repartidor de pizza. Una noche cualquiera agarra un pedido, se monta en su motocicleta y se dispone a entregarlo en la terrorífica Mansión Tagomago, la más espeluznante de la galaxia. Pero cuando Macario entra en esta peculiar mansión, poblada de bizarras criaturas, descubre que todas ellas esperan la cena, pero no son las pizzas las que conforman el menú. ¡El plato principal es el propio Macario!
A partir de que se descubra el pastel, Macario despierta aturdido en uno de los baños de la mansión y su misión será escapar con vida de esa casa de locos antes de que llegue la hora de la cena y se lo zampen sin pestañear. Un medidor en la parte superior nos indica el tiempo que queda para la hora de la cena y tenemos que intentar escapar antes de que llegue a cero. Se supone que es una hora y media, pero en tiempo de partida roza los 12 minutos. Insuficiente a todas luces, sobre todo porque hay mucho que hacer en esta mansión plagada de habitaciones delirantes donde hay 7 comensales y nuestro objetivo es acabar con todos ellos antes de poder escapar.
Por supuesto, terminamos siendo la cena un montón de veces, pero aquí comienza el bucle de este inclasificable roguelike. Cada vez que despertemos habremos obtenido algunos objetos permanentes y habremos resuelto algunos puzles y situaciones que nos acercan al objetivo de terminar con los siete comensales. Explora, experimenta, recoge recursos y habla con todos los extraños habitantes de la mansión. Elabora tu plan de huida y consigue matar a los siete comensales en un último bucle exitoso para llegar a uno de los 25 finales distintos… y no todos son buenos.
Una vez que desbloqueas y observas los movimientos de los comensales, sus rutas por la mansión se agregan a tu agenda y así podrás diseñar el plan para acabar con todos en un solo bucle final apoteósico. Pero para conseguirlo hay muchas cosas que desbloquear, puzles que completar y tareas secundarias que atender. Y, sobre todo, conversaciones locas que mantener con los personajes secundarios de la mansión. Todo con ese aspecto entre peli de terror y serie de animación cutre los 90.
El tamaño de la mansión no es descomunal, pero si está repleto de habitantes extraños y cosas por hacer. Así, tras los primeros intentos infructuosos, enseguida le cogerás el tranquillo a las mecánicas e irás combinando aciertos. Con todo, dependiendo de las decisiones que tomemos, iremos de cabeza a uno de los casi 30 finales disponibles en su versión actual. Pero la experiencia promete crecer, ya que Jacob Jazz ha prometido ir añadiendo nuevas habitaciones, personajes y finales distintos cada mes. Parece que las experiencias horripilantes de la mansión Tagomago no tendrán fin.
Conclusiones de Tamarindos Freaking Dinner
Con su original estética, sus gráficos bastos y chillones que parecen sacados de una PS2 o una GameCube y su delirante argumento y personajes (además de su maravillosa banda sonora que Jacob promete ampliar), Tamarindos Freaking Dinner es uno de esos juegos que no crees que nadie haya podido desarrollar hasta que lo tienen ante tus ojos. Una experiencia digna de experimentar que, de momento, sólo cuenta con textos en inglés.
Lo mejor
- Los personajes, la historia y la estética del juego
- Las referencias y la libertad creativa lo inundan todo
- Los finales y las 'mascotas virtuales'
Lo peor
- Los puzles y situaciones no son evidentes y puedes atascarte
- Riesgo extremo de sufrir un ataque epiléptico
77/100