Dungeons of Hinterberg: cuando el turismo masivo llega hasta las mazmorras

Dungeons of Hinterberg ha sido una auténtica sorpresa. El juego de Curve Games y Microbird, que se lanzó hace unos días para PC y Xbox Series X|S y está disponible en Game Pass, es una original mezcla de RPG de acción y simulación social para un jugador. Pero su ambientación, situada en un bello pueblo de los Alpes austríacos, y su aspecto gráfico, resultan de lo más atractivo. Eso, y su premisa principal: nuestra protagonista acude a pasar las vacaciones a este pueblo alpino para practicar ‘la caza de monstruos en mazmorras’, un atractivo turístico de riesgo como el que se va a practicar alpinismo o descenso de cañones.

El juego es un título que mezcla acción hack 'n' slash, una gestión de recursos y habilidades con algún ligero toque RPG, resolución de puzles y algunas fases plataformas con algunos elementos sociales. Pero sobre todo es un juego muy directo, fresco y que exige poco para liarnos a eliminar enemigos en sus más de 25 mazmorras. Un juego que atrapa por su sencillez y que resulta perfecto para este largo y caluroso verano. Es un juego casual, de un ritmo muy lento y tranquilo, pero con mucho encanto y que ofrece mazmorras, muy bien diseñadas, para rato.

El turismo de mazmorra

Con un diseño estilo cell-shading y una agradable paleta de colores tonos pastel, esta aventura 3D nos cuenta la historia de Luisa Dorfer, una joven abogada que está harta de su rutina diaria en un bufete de abogados y quiere volver a sentirá la sensación de aventura y descubrimiento que vivía cuando era niña y viajaba con sus padres. Así, se decide a hacer un viaje con algo de acción y adrenalina y contrata un viaje de aventuras en un remoto y pintoresco pueblo en los Alpes austríacos.

Pero esto, que en nuestra realidad podría apuntar a un paquete de alpinismo, descenso de cañones, kayaks, rafting, tirolinas, barranquismo o puénting, aquí es algo muy distinto. Y es que el pueblo de Hinterberg es famoso por sus mazmorras y por la magia que lo inunda y, sobre todo, por la actividad más demandada por el turismo: la caza de monstruos. Así que nuestra protagonista se aloja en el hotel más ‘cuqui’ de la zona, se toma un refrigerio, pasea por las calles del pueblo y come en sus mejores restaurantes y, una vez al día, se busca una mazmorra de su nivel y se dedica a la matanza de todo tipo de goblins y monstruos de todos los tamaños.

Con este sorprendente trasfondo, iremos descubriendo la historia del juego y enseguida nos daremos cuenta de que algo huele a podrido en Hinterberg (algo más que su censurable negocio de explotación de mazmorras, recursos mágicos y masacre de criaturas). El título nos va presentando una serie de cosas que hacer y nos va planificando los días de vacaciones, con ciclos de mañana, mediodía, tarde y noche. Normalmente podremos utilizar el día para realizar compras para mejorar nuestro equipo, hablar con los distintos personajes del pueblo para mejorar nuestras relaciones sociales (que nos abre nuevas historias, opciones y recompensas) y realizar incursiones en las diferentes mazmorras (atendiendo a nuestro nivel) para conseguir dinero, cofres y recompensas y, sobre todo, lograr sellar nuestro libro de mazmorras. El sello te lo ponen al final de la mazmorra si la has completado. Lo dicho, un parque temático alrededor del sufrimiento y la masacre de monstruos.

Aunque tiene ese halo de RPG, en realidad tiene poco de este género, ya que la progresión es completaste automática y poco podemos hacer por acelerarla o llevarla hacia un determinado sentido. El juego, aunque te da cierta sensación de libertad para hablar con algunos personajes o no, progresar en el sistema social y (una vez abierto el mapa) para realizar viajes rápidos a distintos puntos del mapeado, está completamente dirigido. Y es que las mazmorras nos cortan el paso si no tenemos el nivel suficiente de ataque y defensa para abordarlas, Así, seguiremos el plan de acciones y actividades que nos va pidiendo el juego para ir completando, una por una y en orden, las 25 mazmorras de Hinterberg.

Los goblins están muy revoltosos en esta época del año

Pero si pasamos esto por alto o no nos importa demasiado, el juego tiene un ritmo pausado y agradable que nos hace ir desvelando la historia, explorando su mapa y descubriendo nuevos personajes y recompensas. Y, por supuesto, están las mazmorras y estas sí que están muy bien diseñadas y mezclan el desafío de sus monstruos con una divertida secuencia de puzles y acertijos para avanzar.

En ellas podremos hacer uso de nuestra espada, con la que podemos dar un golpe corto y uno más potente y realizar una esquiva rodando por el suelo. Pero a esto hay que añadirle las habilidades mágicas. Hay algunas de estas habilidades que están asociadas a la región donde se encuentran las mazmorras donde estemos. Son habilidades que adquirimos y que sólo se puede usar en este bioma. Estas habilidades mágicas pueden usarse para eliminar enemigos, pero también para completar los puzles que se nos irán presentando. Luego, a medida que avancemos, también podremos equipar un par de habilidades de combate que llevaremos con nosotros a cualquier parte del mapa.

En realidad, demasiada artillería para lo poco desafiantes que resultan la mayoría de monstruos que encontraremos que, en el más de los casos, son un fastidio más por su número que por su fiereza. A medida que las mazmorras suben de nivel son más duros de eliminar, pero esto se limita a que hay que golpearlos más veces. Eso sí, los jefes finales tienen algo más de chicha y nos han dado ratos más animados. Pero las habilidades si que resultan útiles y muy satisfactorias, para resolver los puzles y acertijos para seguir adelante en las mazmorras.

Eso sí, otra pega es que no tenemos botón de salto y esto se hace muy raro en un juego de acción 3D. Luisa salta sola cuando nos acercamos a un obstáculo o a un saliente y se agarra de manera automática a salientes. Pero se hace raro este sistema y la mecánica de escalada, que se utiliza más de los que nos gustaría, es un desastre lento y doloroso.

Y otra pega es esa decisión de que las cajas, barriles, jarrones y demás objetos no sean destructibles, ¿en serio, en un juego de mazmorras? Y lo malo es que los escenarios están llenos de estos objetos y, claro, si has jugado a suficientes videojuegos, tienes la tentación de romperlo todo a golpe de espada para buscar recompensas cuantiosas. Pero nada, no se rompen y las recompensas están, si más, esparcidas por el suelo y brillando como un árbol de navidad. No hay que buscar, sólo ir recogiendo objetos brillantes que luego aparecen en nuestro inventario y nos vendrán bien para obtener ayudas en el combate y demás.

Otra manera de obtener cuantiosas recompensas y mejoras para utilizar en las incursiones es cuidar la parte social. Hablar con los distintos personajes del juego, cuidar nuestras relaciones con ellos, nos irá desbloqueando ayudas y objetos únicos. Así que hay que echarle un tiempo a esta actividad y relajarnos un poco antes de nuevas batallas en las mazmorras.

Conclusiones de Dungeons of Hinterberg

Dungeons of Hinterberg es un juego bastante original en su propuesta, su delirante historia de turismo y mazmorras y sus entretenidas mazmorras. Es cierto que no es un verdadero RPG, si no más bien un juego casual que mezcla un ligero hack and slash con elementos de gestión social y resolución de puzles. Tiene algunas mecánicas que no terminan de convencer, eleciones de diseño cuestionables y es poco desafiante en general, pero tiene algo. Unas mazmorras muy bien diseñadas, unos acertijos y puzles muy bien pensados y un apartado gráfico alegre y un ritmo pausado para explorar tranquilo este verano.

Lo mejor

• Su historia y su ritmo pausado y agradable.
• El diseño de las mazmorras y sus puzles.

Lo peor

• Poco desafiante y sin sistema de progresión real.
• Algunas mecánicas y decisiones de diseño.

79/100